DDE VI. CAPÍTULO 1
A través de la ciudad, que se encuentra en un extraño y creciente caos, Diane conduce con rapidez hasta llegar al Instituto. Al rededor de la entrada principal hay un montón de reporteros y gente exigiendo explicaciones a las autoridades que circundan el Instituto. Ella decide rodear la calle para entrar por el barrio chino. Al llegar a la tienda la encuentra cerrada, pero la mujer que resguarda la entrada abre y antes de dejarla pasar le advierte que ha estado aquí por generaciones y nadie es lo que parece. Confundida, Diane pasa sin más.
Dentro del Instituto, Pyers y Wells se encuentran reunidos con los directivos, deliberando la situación. Están molestos y confundidos. Las autoridades les están retirando el apoyo y los culpan del altercado. Están a un paso de invadir el terreno y encontrar los laboratorios. La situación, en general, se les ha ido de las manos. Un joven avisa de la llegada de Diane y la dejan pasar. Ella va directo al grano, diciendo que la situación supera las capacidades del Instituto y de las propias autoridades, así que su única esperanza es ayudar a Erin. Les cuenta parte de su plan, de la información que tienen y que planean acceder a la base de datos del grupo de Loward. Todos se niegan a prestarle ayuda, insistiendo en que se ponga a salvo y se aleje del problema. Ella se marcha de la sala con rabia, pero al salir un militar, que se presenta como Evan, le pide que lo acompañe a una sala abandonada en la superficie. Allí esperan hasta que aparece Pyers y le dice con apuro que lo único que puede ofrecerle es ayuda tecnológica, armamental y un equipo de cinco de sus mejores hombres para ayudarla a localizar a Erin y el supuesto refugio del equipo de Loward. Wells le entrega unos brazaletes para comunicarse con ellos y poder localizarlos. Pyers le presenta formalmente a Evan Gnabry, quien es el líder de la división. Diane abraza al capitán y al doctor antes de irse.
Media hora después, luego de que Diane lo llamara, Miles aparece cerca del Instituto. Baja de la camioneta y Diane le presenta a Evan. Él nota lo nerviosa que la pone el líder, ya que es muy atractivo, y esto lo incomoda. Luego le presenta a Terry Williams, segunda al mando, Elena Gnabry, la doctora y hermana menor del líder, Calvin Kessler, el experto en tecnología, y Logan Vergeen, de armamento pesado. Luego le muestra los brazaletes y le cuenta todo. Miles no parece confiar mucho en que los rastreen.
Detrás de él, Jemy baja a Neil de la camioneta, quien ha decidido quedarse en el Instituto para no ser un estorbo. Jemy, por su parte, no quiere volver a ser encerrado y necesita saber que Erin está bien. Miles le cuenta a Diane que Goti se ha marchado por su parte, lo que la entristece. Luego, cuando Belle y Gethin bajan también, Diane los presenta como Lucy y Tony, compañeros de Miles, lo que le causa gracia a éste. Mientras todos se presentan y hablan un poco, Miles recibe una llamada de Leslie pidiendo ayuda desde el departamento, diciéndole que está acorralada. Él le pide detalles, pero tras un grito y una interferencia, la llamada se corta. Le cuenta al resto con suma preocupación lo que Leslie le ha dicho. Diane se muestra algo irritada al escucharlo tan preocupado por ella. Todos se dirigen de inmediato al edificio. El equipo de Evan sigue a Miles en una camioneta blindada.
Al llegar notan que todo está destruido. Hay coches volcados y el edificio está derruido. Miles sube junto a Diane, Evan, Logan y Elena. Al revisar el departamento encuentran a Leslie escondida en la habitación. Elena la cura en la sala mientras ella cuenta que fue acorralada en la entrada, así que forzó la cerradura y se escondió en un armario, pero una explosión la dejó atrapada. Miles se mantiene a su lado, tomándola de la mano mientras Diane los observa, cruzada de brazos. Elena termina de curarla y la baja con ayuda de Evan, mientras Miles y Diane se quedan para buscar el equipo informático que trajo Leslie. Mientras Logan vigila la entrada del departamento, ellos encuentran lo que buscan en la habitación y al salir Miles detiene a Diane, preguntándole si todo está bien, pues está callada y de mal humor desde que se fue del departamento la noche anterior. Ella lo evade, pero al insistir Diane lo ataca sutilmente, comentando que no esperará a que la salve y que es mejor que cuide de Leslie mientras ella cuida de sí misma.
Miles se distrae con un resplandor por la ventana y le pide a Diane que guarde silencio. Ella se molesta más y le reclama que siempre ha estado sola y no lo necesita. Miles se gira hacia ella y le pide que se calle, pero en ese instante una bala atraviesa la ventana y le da en un costado del pecho, cerca del corazón. Eleva la mano para alcanzar a Diane, pero cae al suelo. Logan lo baja en brazos.
Abajo hay un tiroteo contra el grupo. Suben a Miles, que está inconsciente, al coche del Instituto y parten hacia el hospital. Pero dos bestias los persiguen. Después de disparar sin éxito, el primer auto logra deshacerse de ellas con un lanzamisiles de cañón corto. Cruzan el centro de la ciudad, que está en caos y ha caído en pánico, y llegan al hospital. No hay camillas disponibles, pues está lleno a tope de los heridos del puente. Por la gravedad de su situación consiguen una sala de cirugías y todos esperan afuera. Leslie está ansiosa y llorando, mientras Jemy, Calvin y Logan la consuelan. Por su parte, Diane está sentada en un rincón, mirando al suelo, sintiéndose terriblemente culpable.
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En el edificio abandonado, Adam despierta súbitamente con un sudor frío. Escucha ruido en la parte de abajo y al salir se encuentra con tres bestias en las escaleras. Los mata con relativa facilidad, pero otras cinco se cuelan por el techo. Las enfrenta, mutando ligeramente. Muta a una de ellas atravesándole el pecho, pero lo arrojan por el balcón interno. Abajo muta aún más sus garras, consigue matar a otra bestia rompiéndole el cuello y a otras dos arrancándoles la quijada. Pero al menos otras cinco más entran y tres se dirigen a la habitación. Adam logra librarse y sube de un salto.
Erin está de pie frente a la cama, sudando frío, levantando un campo de fuerza para protegerse. Él consigue encargarse de las bestias y ella cae desfallecida al suelo. Él la toma en brazos y salta por la ventana, cayendo de pie, y corre hacia la carretera. Consigue un coche abandonado en el caos de la ciudad y arranca de inmediato. Erin logra crear una onda energética que deja atrás a las bestias que los persiguen, logrando huir. En el camino, él le explica lo que ha pasado y, después de discutirlo, deciden salir de la ciudad para despistar a quienes los buscan y luego contactar con el grupo, a pesar de que ella quiere volver para buscar a sus amigos.
Al llegar a la salida de la ciudad quedan varados en un embotellamiento, pues todo el mundo intenta escapar. Pasan largos minutos. Ella ve a una chica por la ventana de otro auto. Va con sus padres y parece asustada. Cruzan miradas y entonces una bestia aterriza sobre el techo del coche, aplastándolo. Se cierne el caos en la autopista. Adam acelera para esquivar coches, pero al final se vuelca. Erin termina sobre el techo del auto y Adam la saca antes de que las bestias los alcancen. Corren hacia la salida, donde todo el mundo se aglomera con pánico. Las bestias pasan por encima de soldados y civiles para alcanzarlos. Aparecen helicópteros que disparan misiles. Adam levanta a Erin de la cintura y la cubre tras un coche volcado de una explosión. Erin siente que ya no puede más, pero él la toma de los hombros y la convence de que es fuerte y sí puede. La toma de la mano y corren a las afueras. Adam divisa un camión de carga y suben a él. Consigue deshacerse de una bestia que lo alcanza y Erin se da cuenta que, al luchar, él se ve tan bestial como ellas.
Al mirar por el retrovisor, cuando ya están en marcha, divisan decenas de bestias siguiéndolos. Se adentran al bosque varios kilómetros, pero al no poder perderlas Adam decide volver a la ciudad. Erin lo para, pues tiene una idea. Le pide que acelere y salte con ella cuando se lo pida. Luego sobrecalienta el motor, prendiéndole humo. Cuando comienza a salir fuego del cofre y las bestias alcanzan la cabina, él se arroja por la puerta con Erin en brazos. El camión explota, cargándose a todos los monstruos. Ellos ruedan por un barranco hasta el fondo. Ella se incorpora, adolorida, tratando de controlar su poder. Adam tarda más en recomponerse y, al levantarse, admite que ha estado increíble. Erin, abochornada, pregunta si cree que todos han muerto.
—Es mejor no quedarse para averiguarlo —responde él.
Se encaminan de vuelta a la ciudad.
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En el hospital, Evan avisa a Pyers de la situación. Leslie discute con Elena, pues ésta dice que ya no pueden salvar a Miles, ya que la bala reventó una arteria del corazón. Leslie alega que él es el único que puede acceder a la información que necesitan. Le pide a Diane que se lo explique, pero ella sólo atina a pedir perdón, sentada en un rincón con la mirada perdida, pues se cree culpable por lo que ha pasado. Leslie llora de frustración, pues al final no puede hacer nada más.
La primera en entrar a despedirse es Diane. Toma la mano de Miles y le pide perdón, explicando que tenía miedo, por eso estaba siendo odiosa, por eso tenía celos de Leslie y de todas las mujeres que se le acercaban. Pero ahora ya no tiene miedo de aceptar que se enamoró de él, aunque ya es demasiado tarde. Al salir entra Leslie. Después Elena y Evan pasan para aplicarle una inyección letal, pero antes Belle se acerca a Diane y le dice que, tal vez, ella pueda salvarlo, explicándole que su sangre sirve como un regenerador molecular y crea supercélulas al ingresar a un organismo. Ambas entran a la habitación antes de que Elena lo inyecte y le explican lo que Belle puede hacer. Evan pide detalles y ella confiesa que el Antídoto de Vita se crea con su sangre, pero no volvió al Instituto porque era demasiado peligroso. Al final los convencen y, al inyectarle la sangre de Belle, Miles comienza a evolucionar. Luego de usar el desfibrilador vuelve a la vida y Elena descubre que su herida ha cerrado.
Todos salen para que ella pueda revisarlo. Rato después sale con una cara de sorpresa, anunciando que Miles se encuentra estable y despierto. Leslie entra corriendo, lo abraza y lo besa en toda la cara. Miles ríe y le devuelve el abrazo, pero nota de inmediato a Diane, de pie en la puerta con expresión tímida. Leslie la llama.
—¡Está vivo! —grita ella, haciendo reír a Diane.
Al final se acerca a ambos y lo abraza.
En la puerta, Evan interroga a Belle, pero Elena la defiende, alegando que es una heroína. Belle le sonríe en agradecimiento.
Por la noche duermen con los damnificados, pero en la madrugada Diane se levanta al baño. Incapaz de conciliar el sueño, va a ver a Miles y lo encuentra despierto. Abochornada, intenta retirarse discretamente, pero él le pide que se quede y ella, algo indecisa, termina accediendo. Le hace un hueco y se acuestan frente a frente, apretados ya que la cama es pequeña. Él la rodea con sus brazos y logra calmarla. Sonríe y ella pregunta por qué.
—Por nada. Es sólo que... es agradable tenerte tan cerca —susurra.
Ella lo llama tonto y oculta su rostro en su pecho. Él la aprieta, somnoliento, cuando se da cuenta que está llorando. Ella confiesa que no podría haberse perdonado si lo perdían.
—Oye —le dice, levantando su cara con sus manos—. Escúchame bien. No fue tu culpa, Diane. No quiero que pienses eso nunca, ¿me oíste?
Seca sus lágrimas y la mira a los ojos. Ella baja la cabeza, abochornada.
—No te vayas nunca, por favor —le suplica a Miles.
Se aferra a él, como una niña pequeña, y por fin deja salir todo el dolor que acumulaba en su pecho. Le confiesa que no importa si quiere estar con Leslie o con quien sea, mientras sea feliz ella también lo será.
—¿Estabas celosa de Leslie? —pregunta contrariado.
Ella desvía la mirada y confiesa que sí, pero que nunca más intentará meterse así en su vida y que sólo quiere ser una buena amiga para él.
—Pero... ¿De verdad no te das cuenta? —él suelta con una sonrisa—. Eres tú la que está aquí ahora, la que está aquí siempre. Eres tú la que me hace sentir bien y a quien quiero mirar siempre y abrazar y... besar. Eres tú, Diane. A ti es a quien quiero.
Ella pierde la respiración, conmocionada. Las lágrimas caen, pero ya no es dolor lo que siente. Él la atrae hacia su cuerpo y ella se deja llevar. Cuando él toca sus labios con los suyos ella lo besa con tal necesidad que casi olvida respirar. Se sonríen, hablan en susurros, vuelven a besarse y al final se quedan dormidos, abrazados en esa pequeña cama.
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