DDE V. CAPÍTULO 9
Arriba del puente, Adam despierta entre escombros y mira a su alrededor, confundido. Se percata de que un pesado fierro le atraviesa el pecho. Se levanta con dificultad y dolor, y se arranca el metal con fuerza. Camina errático, sangrando demasiado, cuando escucha una voz cavernosa llamarlo Adam Myers.
Se gira lentamente y se encuentra con el hombre de la máscara, que le informa que ha venido a por él. Adam se burla, consciente de quién se trata, pero entonces el hombre levanta una enorme ametralladora y le explica que se trata de balas que contienen el mismo químico que Mary le inyectó en el Instituto, y que si un sólo dardo le destrozó el brazo entero, imagine qué le sucederá cuando diez balas por segundo le atraviesen todo el cuerpo. Puesto bajo advertencia, Adam echa a correr cuando el hombre comienza a disparar.
Trata de esquivar las balas, huyendo y cubriéndose con los coches volcados. Logra alejarse lo suficiente mientras el hombre se acerca lentamente sin detener los disparos. Adam lo rodea y trepa a uno de los camiones de carga, llegándole por la espalda. Lo golpea, logrando encararlo, pero tiene que alejarse más pronto que tarde, pues éste vuelve a disparar. Adam tiene que irle esquivando al tiempo que le lanza varios coches para defenderse. A pesar de no hacerle ningún daño, finalmente logra embaucarlo y lo golpea con una pieza de metal que hace caer las balas que le sobraban.
El hombre arroja el arma y admite que se alegra de ver que es un contrincante digno, pues de otra forma estaría muy decepcionado. Se quita la máscara y lo mira con una sonrisa. Adam afila la mirada, de frente a su propio rostro. El hombre saca una jeringuilla, se inyecta en el cuello e inmediatamente comienza a mutar, su cuerpo se vuelve enorme y su rostro y extremidades, bestiales. Saca dos cuchillas con dardos y se lanza directamente hacia él.
—¿Este era su plan? —reclama Adam—, ¿usarme para matar al viejo y luego atacar la ciudad?
—¿No te parece que te deslindas de tus responsabilidades? Te mostramos el camino, pero fuiste tú quien lo recorrió. —Sigue atacándolo, obligándolo a retroceder—. ¿Acaso has olvidado tus propias razones? Tú querías muerto a Wallace. Te deshiciste también de Loward.
—Y entonces ustedes se quedaron con el camino libre para tomar el control, ¿no es así? —Adam lo interrumpe con rabia, alcanzándolo por la espalda y derribándolo.
Patea las cuchillas lejos de él y le asegura que correrán con la misma suerte que Loward, pero en ese momento aparece Bloody Mary y le dice que no puede pretender derrotarlos él solo, pues están todos aquí por él. Adam se burla, diciendo que le halaga que necesiten tantos idiotas para capturarlo.
—Las guerras se ganan con ejércitos —alega Mary—. Pero tu egoísmo te ha dejado solo. Fue tu egoísmo lo que te trajo a esta situación. Tu egoísmo fue lo que te hizo matar a Wallace y a Loward. Tu egoísmo puso a todos en tu contra, incluso a la pequeña Erin Kenrick, que si fuese por ella no pondría las manos al fuego por ti. Pero descuida, porque después de deshacernos de ti, será muy fácil encargarnos de ella.
Adam se enfurece y pretende atacarla, pero el hombre le atraviesa la espalda con una estaca, dejándolo en desventaja. Comienza a golpearlo y lo deja malherido. Adam se arrastra lejos y logra arrancarse el arma. Entonces comienza a mutar a su forma gigantesca.
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Afuera del puente, Erin, Goti, Neil, Jemy y los policías rescatados llegan hasta la zona segura, desde se reúne una multitud que intenta vislumbrar lo que sucede a lo lejos, mientras la policía intenta controlar la situación. Al llegar Miles contacta a Erin y le informa que ha podido escuchar a Adam, pero él no lo escucha. Está con Bloody Mary y ésta ha confesado que están allí para matar a Adam. De inmediato Erin decide volver para buscarlo, pero Jemy la detiene y le pide que no lo haga sin poder ocultar su molestia, alegando que ella es capaz de efectuar el plan sin él. Cuando Goti y Neil los dejan solos, él admite que no quiere perder a nadie más hoy.
—Yo tampoco —confiesa ella, refiriéndose a Adam.
Al final a Jemy no le queda más que dejarla ir con la vaga promesa de regresar sana y salva.
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Tienen un acercamiento que no pasa inadvertido para los chicos en el departamento.
Diane, que está intentando comunicarse con el Instituto, siente un alivio culposo al ver a Erin con un interés amoroso que no es Miles.
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Erin deja a los chicos y trepa al puente. Miles la va guiando, pero en el camino contempla a lo lejos la enorme mutación de Adam y le dice a su amigo que ya no hará falta.
Llega hasta donde está Adam y contempla el enorme monstruo con estupor.
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Los chicos en el departamento quedan impresionados al verlo así por primera vez.
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Erin masculla que es como en la mansión. Avanza, preocupada, pero antes de que pueda alcanzarlo aparece Bloody Mary detrás suyo y le dice que no se meta en los asuntos de los adultos.
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Desde el departamento, Belle aprieta los puños al contemplarla.
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Erin le exige explicaciones, sabiendo que ella es responsable de todo esto.
—Error —se burla Mary.
Le explica que todo esto es más grande de lo que ingenuamente cree y le promete llevarla frente a los verdaderos responsables cuando la deje inmóvil e incapaz de mover un sólo músculo. Erin afirma que ella misma descubrirá la verdad, al tiempo que se lanza contra ella, pero Mary, con velocidad y agilidad impresionantes, la esquiva y le da una patada en la cabeza. Mientras Erin se recupera, Mary le asegura que es igual de tonta que su amigo el mutante.
—Jamás alcanzarás por la fuerza algo que está más allá del estado físico. Por eso ustedes son tan inferiores y deben aprender cuál es su lugar —le dice, levantándola del cabello y estampando su cara contra el suelo.
Mary le da la espalda. Erin se levanta temblequeando, escupe la sangre de su boca y la mira con rabia.
—No hables de subjetividades, solamente demuestras lo estúpida que eres —dice entre dientes—. Son ustedes los que van a caer.
Mary se gira, divertida, y al verla en pie vuelve a atacarla. Erin se cubre con un campo de fuerza, pero la rapidez de Mary la desorienta y recibe una punzada agónica en la espalda. Al tocarse se da cuenta de que está sangrando. Mary sonríe y le muestra que en los dedos lleva atados unos hilos de láminas afiladas que controla gracias a su velocidad. La ataca repetidas veces y Erin consigue aguantar como puede. Intenta lanzarle cosas, pero no la alcanza. Lo único que consigue es mantenerse en pie ante sus imparables ataques. Pero cuando Mary la alcanza, rasgándole toda la piel del cuerpo y la cara, ella cae de rodillas, rendida ante el dolor.
Mary se acerca y coloca dos hilos en su cuello. Erin lanza una pesada roca hacia su espalda. Mary la esquiva, liberando a Erin en el acto, pero le pasa rozando la mejilla. Se limpia la sangre con el dorso de la mano y la contempla profundamente.
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Desde el departamento, Gethin afirma que Erin morirá, pero Diane lo calla. Geth explica que nadie ha sobrevivido a sus cuchillas, refiriéndose a los hilos que maniobra, que son tan delgados y los usa con tal rapidez, que parecen elásticos y flexibles, pero no lo son del todo.
Diane se queda viendo la pantalla, pensativa, y entonces le quita el micrófono a Miles.
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Erin escucha la voz de Diane decirle que los hilos en realidad son navajas. Erin la escucha mientras se defiende de los ataques de Mary. Diane le dice que se centre en las cuchillas y no en ella.
—¡Pero son invisibles! —exclama Erin mientras Mary levanta un brazo y ella se prepara para defenderse.
—¡Inténtalo, maldita sea! —ordena Diane.
Erin busca los filos en el aire y cuando por fin los divisa estos ya están muy cerca y le dan un fuerte zarpazo que la tumba y le corta la mejilla.
Diane insiste en que lo intente de nuevo y, después de mucho esfuerzo, logra detener una cuchilla y quebrarla. Mary se sorprende y enfurece, utilizando las otras cuatro con más ahínco.
Ahora Erin se va contra las cuchillas y logra esquivarlas mejor e incluso hacerle un poco de daño. Entonces idea un plan. Comienza a escapar de ella, haciendo que las cuchillas pasen por las esquinas de algunos autos. Sin embargo, Mary la tumba con un latigazo en las piernas. Se acerca y la levanta del cuello.
—Quiero saber hasta dónde puede llegar la mocosa consentida de Loward... —comenta mientras aprieta su cuello con los dedos que sostienen las cuchillas, haciéndole sangrar.
Erin apenas puede pronunciar su respuesta:
—Prometo contártelo en tu tumba.
Consigue tirar de uno de los autos con su poder. Éste jala una cuchilla que, a su vez, tira de Mary, quien sale expedida hacia atrás, cayendo de espaldas y perdiendo otra cuchilla. Cuando Erin se libera de inmediato hace caer un montón de coches sobre ella. Uno le aplasta las piernas, inmovilizándola. Erin se acerca con cuidado. Su cuello y todo su cuerpo están cubiertos de rasguños y sangre. Contempla a Mary con frialdad y está a punto de aplastar su cabeza cuando un estallido resuena a sus espaldas.
Al girarse ve a Adam, convertido en monstruo, derribando el helicóptero que lo bombardeó, creando un desastre. No puede saber si el helicóptero era de la policía o de la gente de Mary. Entonces divisa a lo lejos al enorme sujeto con el que Adam pelea. Éste levanta una pesada ametralladora y comienza a disparar. Adam se gira pero su tamaño no le permite esquivar las balas y cientos de ellas se incrustan en su cuerpo, quemándole y haciéndolo retroceder. Se retuerce grotescamente, mientras su mutación pasa de ser viscosa y gigante a algo más chica y sólida.
Mary le pregunta a Erin si recuerda haber visto el brazo de Adam después de la visita que les dieron en el Instituto, luego de que le disparara un dardo con el mismo químico que le dispararon también a ella. Le explica que lo que le pasó en el brazo es sólo un vistazo al monstruo que de verdad se oculta en su cuerpo falso de hombre idílico. Erin, horrorizada, se gira para alcanzar a Adam, pero recibe el pinchazo de un dardo en la pierna. Sorprendida, se lo quita con mucho dolor y Mary, que sostiene el arma en alto, la mira con una sonrisa triunfal. Erin intenta lanzarle un ataque, pero descubre que ya no tiene sus poderes. Incapaz de acabar con Mary, se marcha a toda prisa hacia donde está Adam.
Al llegar sube al techo de un coche y presencia como Adam convulsiona dolorosamente. Su apariencia muta y de pronto se convierte en aquel monstruo que ella conoció hace tiempo. El hombre gigante se acerca a Adam con el arma y Erin se apresura a tomar una pesada viga para estamparla contra su cabeza, pero ésta se dobla sin hacerle ningún daño. El hombre se gira furioso hacia ella y Erin decide huir, pero el gigante la alcanza y la levanta para estamparla contra el suelo. Le dice que terminará con el trabajo de Mary y la pisa. Ella grita de dolor, pero entonces una garra gigante le atraviesa el pecho al hombre. Se trata de Adam que, con las pocas fuerzas que le quedan, logra desgarrar al gigante, decapitándolo. El hombre vuelve a la normalidad y Erin se queda perpleja al ver el rostro de Adam en aquella cabeza. Él se gira hacia Erin, con ese aspecto entre canino y de insecto.
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En el departamento, todos se sobresaltan al verlo así.
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Pero Erin se acerca sin miedo y toca su rostro. De pronto aparecen varios monstruos y Adam se gira para combatirlos. En ese momento una luz cae sobre ellos los helicópteros disparan todos sus cargadores hasta que logran derrumbar esa parte del puente.
Adam, Erin y los monstruos caen junto con la estructura. Se pierde la conexión en los audífonos de ambos y Miles sólo puede seguirlos con el radar.
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En la salida del puente, Jemy corre de vuelta cuando ve la explosión, golpeando en la cara a un oficial que lo intenta detener. Neil lo llama, pero es en vano. Goti comenta que las personas hacen estupideces así cuando están enamoradas. Neil se sorprende al ver que él sabe sobre lo que siente Jemy por ella, a lo que Goti le cuestiona si se supone que era un secreto. Neil, resignado, le cuenta la verdad de porqué Jemy no ha querido decírselo a Erin.
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En el departamento, Diane toma la decisión de ir a buscar a Pyers en el Instituto. Miles la alcanza en la puerta y trata de detenerla, pero Diane le asegura que es la única persona que puede ayudarlos ahora. Miles le ofrece dinero para un taxi, pero ella lo rechaza, pidiéndole que lo guarde para Leslie. Miles se queda perplejo, pero Diane no le da tiempo a que responda pues se marcha con prisa. Él se asoma por la ventana de la sala y ve cómo Diane roba una motocicleta que está estacionada en la calle de enfrente y se marcha en ella. No puede evitar ladear una sonrisa.
Regresa con Belle y Gethin, y ellos le dicen que deberían hacer algo. Miles entonces decide que irán al puente para auxiliar a Erin. Carga con una tableta y un receptor para poder seguir la señal de los rastreadores y los tres suben a la camioneta blindada de Adam. En el camino, Miles manda un mensaje a Leslie para informarle del cambio de planes. Piensa en escribirle también a Diane, pero un nerviosismo tonto e infantil le impide hacerlo.
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