DDE V. CAPÍTULO 3



Erin y Jeremy miran al cielo afuera de las carpas, sentados sobre el pasto, mientras charlan en voz baja. Erin se está quedando dormida y decide volver a la cama. Al despedirse Jeremy le dice que le puede llamar Jemy y la abraza. Ella se aleja con una sonrisa, pero antes de entrar a su carpa se gira y lo llama. Va a darle las gracias por esta noche, pero al girarse Jemy contempla algo tras ella y frunce el ceño, alarmado. Ella se gira y se encuentra con Adam. Lo mira extrañada y se acerca a él.

Adam le advierte sobre lo que encontró en los laboratorios, pero ella no es capaz de creerlo, así que él le dice que vaya a hablar con Wells si no le cree y ella acepta. Vuelve entonces con Jemy y le regresa el álbum, pidiéndole que despierte a Brad y a Neil y se mantengan alertas, pues es posible que partan esta misma noche. Él asiente y le pregunta qué pasa. Ella responde que son sólo sospechas, pero es posible que los directivos traten de traicionarla. Al marcharse Jemy mira con recelo a Adam, con quien intercambia una mirada hostil.

De camino Adam le pregunta por él y ella le explica que es un antiguo compañero, igual que otros dos que sobrevivieron.

—¿Cómo puede ser eso posible? —cuestiona Adam.

—Estuvieron con Damon todo este tiempo; los trajeron durante el ataque para intentar averiguar la ubicación de los laboratorios; al final lograron huir —responde ella.

—¿Por qué Damon los mantuvo con vida? —pregunta.

—Ni siquiera ellos mismos lo saben —concluye.

Llegan a la carpa de Wells. Adam se acerca y distrae a los soldados para dejar que Erin entre. Una vez dentro interroga a Wells, que se sorprende al verla allí. Al final admite que sabía lo de la cama de criogenización aunque no estaba de acuerdo con ello. Wells le pide que piense bien las cosas, pero ella está dolida por la traición y no lo escucha, absorta en su enojo al darse cuenta que la iban a cazar. Él trata de convencerla pacíficamente, pero ella le avisa que se marchará ahora mismo.

Al salir se topa con un grupo de soldados que le apuntan con sus armas. Wells se disculpa y ordena que la lleven a los laboratorios. Sale guiada por los soldados con Wells delante.

Llegan a la puerta del Instituto, pero antes de poder cruzarla aparece Adam y desarma con agilidad a los soldados, golpeándolos y tirándolos al suelo gracias a sus poderes que le permiten deformar su cuerpo. Erin expande un campo de fuerza que los lanza lejos. Entonces ve cómo Wells intenta escapar y suelta un campo de fuerza para tumbarlo. Corre tras él y se arrodilla encima suyo, tomándolo del cuello de la camisa para encararlo.

—Escúchame bien —le dice enfurecida—. Espero que le des este mensaje a toda la junta directiva. No permitiré que la gente inocente del Instituto siga pagando por la avaricia y crueldad de las organizaciones psicópatas y corruptas que quieren controlarnos, como la organización de Damon, para empezar. El gobierno no volverá a ignorarnos. Voy a luchar contra todos los monstruos que sean necesarios para lograrlo, para sacar del fango a todos los pródigos que corren peligro, incluso si tengo que luchar contra el propio Instituto. Así que si van a temerle a alguien, témanme a mí.

Luego lo golpea en la cabeza para dejarlo inconsciente. Se levanta y se gira hacia Adam.

—No tardarán en darse cuenta —le dice él.

—Es una maldita lástima que tenga que ser así —dice ella mientras se cruza de brazos.

Camina hacia los soldados que Adam dejó inconscientes.

—No los mataste, ¿verdad? —pregunta Erin.

Adam se cruza de brazos.

—¿Quieres que lo haga? —levanta una ceja.

Ella lo ignora y se agacha hacia ellos, toma las armas de los soldados y ambos se alejan. Se ocultan cerca de los escombros y Erin le pide a Adam que consiga un auto blindado y espacioso y los espere en la salida trasera para autos. Él se aleja, pidiéndole que tenga cuidado, y ella vuelve a las carpas.

Escucha movimiento de los soldados cerca y se oculta. De pronto una mano le cubre la boca y la arrastra a la carpa a sus espaldas. Se asusta, pero al ver que se trata de Jemy se suelta.

—¡Casi me matas de un susto! —le reclama.

Él le hace señas para que guarde silencio. Tras él, Brad y Neil lo imitan. Se quedan inmóviles cuando unos soldados buscan muy cerca. Cuando se alejan ella les explica lo que está pasando y lo que necesitan hacer. Les da un ar a cada uno y les pide que la sigan.

Se cuelan hasta el otro extremo del campo y caminan con cuidado hasta la zona de removidos que está cerca de la salida de autos. Entonces una luz cegadora los apunta desde un gran coche y alguien ordena que los atrapen. Comienzan a disparar al aire con la intención de detenerlos. Erin y los chicos corren y ella extiende con dificultad un campo de fuerza alrededor de los cuatro. Brad, asustado, pretende disparar, pero Jemy le dice que no lo haga. Erin les dice que estarán a salvo mientras estén dentro del campo de fuerza y les pide que no contraataquen.

Avanzan hacia los vehículos, pero un coche los intercepta. Pyers baja y le pide a Erin que se detenga. Ella finalmente lo encara con enojo. De pronto los acorralan varios autos, aparecen muchos soldados y les apuntan a distancia. Pyers intenta convencerla de que se rinda, pero ella no cede. Ambos exponen sus razones. Ella alega que, de no hacer algo, todos morirán cuando el grupo de Damon vuelva a atacar. Pyers aduce que no deben lanzarse a una contienda a ciegas mientras aún hay un lugar que resguardar, tanto del grupo de Damon como de los medios y el gobierno que podrían implicarse si empezasen a sospechar algo.

Al final, después de un largo rato, ella vuelve a avanzar junto a los chicos. Pyers, a su pesar, ordena a los soldados abrir fuego. Todos descargan sus armas contra ellos, pero el campo de fuerza de Erin los protege. Como las balas no cesan, Erin no puede reducir el potencial del campo de fuerza, pero debe luchar contra sus poderes para que no se salgan de su control. Comienza a agotarse físicamente y la cabeza le punza. Siente el peso en las piernas y en las manos, y al final cae rendida.

Jemy se gira hacia ella y trata de levantarla, pero ella está débil y no puede moverse. Comienza a sangrar por la nariz y los oídos. Sus manos se enrojecen mientras trata de mantener el campo de fuerza. Jemy le pide a Brad y Neil que lleguen hasta el auto detrás de Pyers y lo traigan hasta ella, pues no puede seguir avanzando y controlando el campo al mismo tiempo. Ellos asienten y salen corriendo hacia Pyers, mientras Jemy se mantiene al lado de Erin.

Ella sigue protegiéndolos con dificultad, pues siente cómo su energía se empieza a escapar y expandirse. De pronto Pyers se pone frente a Neil y Brad, y ellos se detienen a unos metros. Erin no puede contenerse más y sabe que si continúa con el campo de fuerza expandiéndose hacia ellos va a hacerle daño a Pyers. Pero las balas siguen cayendo y no puede retirar el campo, así que no le queda más remedio que permitir que el campo de fuerza se expanda, pero al hacerlo pierde total control.

Sus ojos se ponen en blanco y su cuerpo se tensa en un intenso calambre. Su poder finalmente se sale de sus manos y lanza lejos a Pyers y a todos los que están cerca, incluyendo a Brad, Neil y Jemy. Éste último, como está más cerca, sufre un daño peor. Todo comienza a hacerse como un remolino gigante. Los coches comienzan a elevarse y el que estaba tras Pyers se mueve en dirección a éste y a Jemy, impulsado por el remolino de energía.

Entonces aparece Adam, que desvía el coche para que no los aplaste. Contempla la escena con impotencia y ve a Jemy que se arrastra para levantarse. Se acerca a él y le señala el auto que está a lo lejos, cerca de la salida. Le ordena que se lleve a sus amigos, pero Jemy le dice que tiene que ayudar a Erin. Adam lo interrumpe y le ordena con más fuerza que suba al auto. Jemy obedece con recelo. Se pone en pie y ayuda a sus amigos a llegar al coche.

Mientras tanto, Adam se acerca con dificultad a Erin. Ella está fuera de sí y su poder le hace daño a todo lo que se le acerque, pero Adam logra llegar hasta ella aunque su mutación original comienza a hacerse presente conforme se acerca. Cuando la alcanza la toma de los hombros y le grita, pero ella no reacciona. Finalmente decide agarrarla del cuello y ahogarla. Consigue hacer que se desmaye y sus poderes se detienen de golpe.

Ambos caen al suelo y a él le cuesta varios segundos recuperar parte de su forma humana. Luego sujeta a Erin, que está inconsciente, y de pronto se da cuenta de que ella lleva su cadena en el cuello. Se muestra algo conmocionado, pero trata de ignorarlo y la levanta en brazos. Camina hacia Pyers y éste le pide que se detenga. Adam mira a su alrededor, contemplando todos los vehículos volcados y los soldados heridos. Entonces le sonríe con fanfarronería, advirtiéndole que si no se aparta él sí los matará. A Pyers no le queda más que hacerse a un lado. Adam avanza, pero se detiene junto a él y, sin dirigirle la mirada, le dice que son unos cobardes y que la única persona con agallas en ese Instituto es esa niña que, por su culpa, ahora está inconsciente. Entonces extiende una protuberancia sólida y afilada con la que le atraviesa la pierna. Pyers cae, adolorido, y mientras varios hombres en pie corren para ayudarlo Adam llega hasta el coche, mete a Erin a la parte de atrás con los chicos, sube al lugar del piloto y arranca para escapar del Instituto a toda prisa.

Pyers logra levantarse con ayuda y es llevado en dirección a las carpas. Aparece Wells, con el rostro amoratado, y le pregunta qué ha pasado. Varios soldados se acercan y les advierten que Adam está escapando. Pyers ordena que los dejen ir, pues no quiere derramar más sangre esta noche.

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