DDE IV. CAPÍTULO 6

En su habitación, Anthea está triste. Goti entra y se sienta con ella. Ella trata de hacerse la fuerte, pero él le pide que no le mienta. Ella finalmente le cuenta que Wallace ha muerto. Luego le cuenta todos los buenos recuerdos que tiene de Otto y del Instituto, de cuando era niña y los amigos que hizo allí, de los méritos académicos que consiguió, de cómo logró convertirse en profesora a muy temprana edad. Le cuenta que fue secuestrada por Damon cuando era muy pequeña y lo que recuerda de esto, pues sabe que Goti ha olvidado que se lo contó hace mucho tiempo.

Le cuenta que Wallace fue quien la salvó y que a pesar de que tuvo la oportunidad de seguir su vida fuera del Instituto, ya que había sido considerado por su propio bien no inmiscuirla más en asuntos del Instituto ya que corría peligro puesto que sus genes eran cotizados, ella no quiso alejarse de Wallace ya que sentía que le debía mucho a él y al Instituto, por lo que, después de haber trabajado en la correccional para menores, donde conoció a Goti, decidió volver para colaborar con Wallace cuando le propusieron que se encargara del "segundo" Instituto que se abriría en Washington, que finalmente se nombró Instituto Mouth, y fue cuando Goti decidió marcharse con ella. Sin embargo, le cuenta que el Instituto en Boston siempre será su hogar y que Otto siempre será su familia. Goti le pregunta si ella se quiere quedar allí, pero Anthea le dice que no podría hacerlo, pues en realidad es muy débil aunque suele aparentar fortaleza, le confiesa que tiene algo de miedo y que lo único que quiere es regresar a casa con él.

Se quedan en vela toda la noche porque Goti le pide que le cuente su historia y ella le cuenta todo lo que sabe de él y luego de su historia juntos y un poco sobre ella, sobre el Instituto y sobre los niños pródigos. Goti está tan interesado en escucharlo todo, que Anthea sólo se atreve a detenerse cuando nota que Goti se está quedando dormido en su silla. Ya es de madrugada. Anthea se levanta, acomoda la cama y lo levanta tomándolo de la mano. Se acuestan juntos, cara a cara, y con la luz de la luna Anthea le acaricia la cara, todas sus facciones. Luego recorre sus brazos, su espalda y su pecho.

—Creí que tenías sueño —le dice al notar la mirada negra de él fija en ella.

—Ya no —se limita a contestar él, sin apartar su mirada de ella.

Anthea se atreve entonces a acercarse y comienza a besar todo su cuerpo: sus brazos, su pecho, su espalda, su cuello, sus manos. Finalmente se coloca sobre él y lo mira a los ojos. Ambos están impasibles, pero ella respira pesadamente y él tiene una erección. Entonces Anthea se atreve a tocarlo y él comienza a suspirar, cierra los ojos e instintivamente lleva sus manos a la espalda de ella, tocándola de forma tosca. Ella logra desinhibirlo y terminan quitándose la ropa y enredándose en las sábanas. Hacen el amor hasta que cae el alba. Luego se quedan dormidos juntos.

Por la mañana Goti se despierta y contempla largos minutos a Anthea dormir sobre su pecho. Luego sale con cuidado, se viste y se marcha.

En el comedor, un hombre le ofrece ayuda para comer, pero Goti le exige su espacio con sarcasmo. Luego llega Diane y quiere abrazarlo, pero él le explica que no la recuerda. Más tarde salen juntos al campo de entrenamiento y se sientan en una orilla. Charlan mientras Diane fuma. Ella le cuenta cómo él los salvó, a Chris, a Stan y a ella, después de que ellos tuvieron el accidente que los llevó al Instituto, al ser tratados con soluciones a base del gen mutante, y de que ella se quedara sola afuera y él abogara por ella para entrar junto con sus amigos y formara parte del equipo de protección del Instituto Mouth. Finalmente Goti se da cuenta de que siempre ha estado trabajando para Anthea, a su sombra, pero Diane le explica que siempre ha parecido que su vocación siempre había sido ser humanitario y ayudar a los alumnos más perdidos de Anthea, que parecía feliz esteando allí y que siempre dijo que Anthea le había salvado la vida. Goti le pregunta cómo considera que es su relación con Anthea y ella, algo dudosa al principio, le responde que la verdad es que siempre la ha amado perdidamente. Él, con sus brazos cruzados sobre sus piernas, frunce el ceño, pensativo, mientras observa de lejos a Anthea que habla con uno de los científicos al pie del edificio.

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Erin se cuela a la oficina de Otto y se queda junto a la ventana, viendo el álbum de fotos que él le dio. Ve la foto de Miles Tucker y luego la de ella con su grupo, donde también aparece Otto, Reese y Adam. Luego Erin cierra el álbum y saca de su bolsillo la cadena que Otto le había dado a Adam. Pretende arrojarla por la ventana, pero al final no puede y, resignada, se la cuelga al cuello.

Regresa a su habitación y se encuentra a Anthea, que la está buscando y le pide que la acompañe. La lleva con el doctor Wells, quien le hace pruebas para descubrir lo que hicieron con ella. Descubren que tiene una impresionante capacidad de adaptación y asimilación en su cuerpo, como si fuera indestructible. Erin les pide que no le quiten su poder, sino que la ayuden a aprender a controlarlo, pues es la única que puede hacerle frente a Adam. A pesar de no estar muy de acuerdo, al final acceden y así empieza a entrenar y a desarrollar el control de su nueva capacidad de poder.

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Miles entra a la agencia encubierto. Logra llegar hasta los archivos principales y descarga toda la información del disco duro principal, así como los expedientes sobre Loward, Wallace y lo poco que hay sobre Eyre, en un pendrive. También se lleva toda la información necesaria que se encuentra en la portátil que él utilizaba cuando estaba allí y que tiene todos sus archivos. Al marcharse se encuentra con un ex compañero y logra evadirlo. Éste dice que no han vuelto a saber nada de Leslie desde que se marchó luego del despido de él. Finalmente Miles vuelve al piso que renta improvisadamente.

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Pasan los días y una joven albina de cabello corto que no sabe quién es comienza a confiar más en el hombre que cuida de ella. Él le enseña a hacer las cosas más básicas: comer, lavarse, peinarse y, eventualmente, otro hombre le enseña a pelear. Le dicen que no se trata de aprender desde cero, sino a ayudar que su cuerpo recuerde cómo moverse, pues ella ya sabía luchar desde antes. Ella no tiene intenciones de cuestionarse por qué no lo recuerda, pues cada día para ella es como despertar sumergida en un nuevo letargo. Pero logra poner en práctica lo que le dicen y en poco tiempo logra dominar de forma bastante aceptable las artes marciales básicas. Es entonces cuando el hombre del traje le habla de sus otras habilidades.

Le enseñan a usar su capacidad de controlar y modificar las emociones de las personas, usando como sujetos de prueba a reprogramados. Para modificar sus emociones debe tocarlos. Basta un pequeño toque para generar al menos una pequeña reacción. También puede generar colapsos, alucinaciones y ataques epilépticos, que derivan en muchas calamidades para sus víctimas.

Finalmente, después de una larga semana de trabajo imparable, le dice que, ahora que sabe usar su poder, deberá aprender de nuevo a controlar a su mascota. Están en un jardín donde suelen entrenar. Entonces, de la entrada principal, aparece una mujer en traje tirando de una cadena. De ella va esposado un joven albino, amordazado y con los ojos vendados. Su cabello está sucio y su semblante es abatido.

—¿Mascota? —musita ella.

—No te preocupes. Siempre ha sido así —le tranquiliza el hombre, poniendo una mano sobre su hombro—. No tienes que sentir pena por él.

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Pasan varios días y en el Instituto todo sigue con cierta tranquilidad. Se le hace ceremonia a Wallace en el campo común.

Después de un día largo y cansado, Anthea vuelve al Instituto, se sirve una copa de vino se quita los tacones y pone música. Goti entra y al verla ensimismada en la melodía se acerca con cautela. Al caer en su presencia ella sonríe, cálida. Él la invita a bailar y ella acepta. Mientras bailan Goti le confiesa que está cansado de todo y Anthea se preocupa. Ella busca su mirada y al encontrarla él le dice que la ama. Ella le pide que no se presione, pero él le confiesa que desde que la vio la primera vez en las celdas lo supo, y lo sintió con más fuerza en el Área 20, pero no podía creerlo, no podía entenderlo, porque no la conocía. Al final se quedan bailando abrazados.

Diane los observa desde la entrada. Erin se acerca y le pregunta directamente si siente algo por él. Ella le confiesa que hace mucho tiempo sí, cuando lo conoció, pero ahora no. Sin embargo, admite que siente ciertos celos porque son tan malditamente románticos que hasta da pena verlos. Erin se muestra indiferente y Diane se ríe, porque ahora ella es la princesita. Hablan un poco y Erin se muestra fría, pero consciente de que tiene que proteger al Instituto.

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Erin se marcha al laboratorio, donde sigue entrenando para controlar sus poderes. La hacen pasar por procesos dolorosos pero que ella acepta sin rechistar.

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En la tarde de ese mismo día, Adam está haciendo pruebas con Gethin y Belle en el sótano. Descubre que para aislar y extraer el componente que necesita hará falta mucho más tiempo y esfuerzo del que creía. Al levantarse de las camillas de prueba Belle comienza a vomitar. Gethin la ayuda, pero ella está molesta y cuando termina se levanta como puede y le dice a Adam que está harta y que él es igual a la gente que los tenía prisioneros. Adam le reclama pero Belle le dice que puede besarle el culo. Se marcha y Adam se queda sulfurado. Gethin, aún sentado en la camilla, se ríe y le dice a Adam que ella es así.

Hablan un poco y Gethin le dice que él está dispuesto a seguir con los experimentos, pues él y la "heroinómana" no son los únicos que necesitan de la extracción del antídoto de sus cuerpos. Adam le pregunta si ellos también necesitan consumirlo pero Gethin le explica que, más bien, necesitan sacar dichos químicos de su cuerpo cada cierto tiempo pues sus organismos los segregan en exceso, y acumularlos para ellos sería peligro, podría ocasionarles malformaciones e incluso tumores.

Adam le dice que no son los únicos a los que han tratado como ratas de laboratorio. Se quita un guante y le muestra el estado casi deshecho de su piel. Gethin se sorprende y Adam le cuenta a grandes rasgos lo que pasó en el Área 28 aquella noche cuando obtuvo sus poderes. Gethin le pregunta si estaba solo y él le menciona a Erin. Gethin entonces le explica que el antídoto se compone de los químicos que hay en ambos cuerpos, no puede sustraerlo de uno solo de ellos. Le dice que Belle y él no pueden estar separados porque de alguna forma sus organismos se necesitan uno al otro para sobrevivir. Entonces, antes de irse, Geth le insinúa que haría bien en regresar con esa tal Erin antes que buscar el antídoto de Vita.

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Días más tarde, en una calle de luces neón, cerca de los bares, Belle se encuentra en la calle frente a un bar de moteros. Es de noche y el lugar está lleno. Ella lleva dinero que ha robado durante el día. Finalmente decide cruzar la calle y entrar.

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En el edificio del reclusorio, Geth y Leslie discuten porque Belle no ha aparecido desde la mañana. Geth está cada vez peor ya que no han podido encontrar la forma de filtrar los químicos de sus cuerpos y se ven demacrados. Pero Adam no puede avanzar ya que Belle no colabora.

Geth quiere salir a buscarla pero está lloviendo y Leslie lo culpa por solapar su incompetencia. Ella teme que él huya, pero Adam, que está apoyado en el balcón del segundo piso, le dice que vaya a buscarla si quiere salvarse. Luego, harto, se desentiende y se marcha hacia la habitación. Leslie, sulfurada, no tiene más remedio que aceptar esa decisión.

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En el bar, Belle ha bebido hasta embrutecer y comienza a ser un cliente pesado. De pronto entra por la puerta Gethin, que ha estado buscándola por horas desde que dejó de llover. La ve en la barra y trata de entrar en razón con ella, pero Belle está enojada y harta de todo. Le dice que no confía en Adam ni en nadie y que no importa lo que hagan porque al final siempre habrá alguien dispuesto a hacerles daño y nunca serán libres de verdad. Geth le recuerda su condición, pero ella está en mala actitud y alza la voz. El barman les pide que se retiren pero Belle se niega. Tiene que venir el guardia para sacarla, pero ella se enfrenta a él y termina dejando inconsciente al hombre. Todos se asustan y los otros guardias se acercan mientras el barman llama a la policía. Gethin consigue sacar a Belle de allí por la puerta trasera.

Corren lejos de ahí hasta que ya no corren peligro. Entonces se detienen en un callejón y Belle se echa a llorar, diciéndole a Gethin que está harta de esa vida y que ya no puede más. Gethin la abraza y la consuela, diciéndole que él aún tiene una razón para seguir adelante y es ella, por lo que, mientras ella aún siga aquí, él luchará hasta el final por ambos. Se quedan allí un rato más.

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Escondida en un rincón de su habitación, Leslie registra en un diario todo lo que ha estado viviendo con Adam, lo que descubre de él y del antídoto, sus observaciones y conjeturas y adjunta algunas pruebas. Sin embargo, no es capaz de enviarlo a nadie aún. Se dice que lo hará en cuanto tenga las pruebas suficientes para poder prescindir de él, sin embargo cada vez parece menos convencida de abandonar ese lugar. Se ve demacrada y perturbada por la heroína.

Más tarde sube para buscar a Adam, que se encuentra reflexivo analizando unos escritos en la ventana. Al entrar ella lo besa, distrayéndolo. Luego le pide más heroína. Discuten pues Adam cree que debería olvidarse de eso y volver para buscar a su hijo. Pero ella está muy mal y no quiere atender a razones. Finalmente harta a Adam y éste le entrega la droga, diciéndole que pensaba que era más inteligente de lo que al final resultó ser. Le pide que se marche y ella obedece.

Sube a su cuarto y se inyecta, sintiéndose más tranquila. Mientras deja que la droga haga efecto observa desde la cama el diario que ha estado escribiendo y su hijo viene a su mente.

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Lejos de allí, un demonio albino aprende a usar su poder con frialdad y agilidad. Practica con lo que puede hacer por sí misma y cómo puede controlar al chico que le han entregado como su "mascota". Aunque no es capaz de tener ninguna reacción propia, pues su cuerpo no responde a sus impulsos, ni puede recordar con claridad las cosas que piensa o asimila el día anterior, comienza a tener mayor agilidad y fuerza, y mayor control de su mascota, por quien empieza a sentir un desprecio y repudia por él, ignorando así el dolor y sufrimiento que le causa al usarlo. A su vez, comienza a ser más allegada al hombre de traje, por quien siente respeto y admiración, y se siente protegida a su lado.

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Un día, en la casa donde se queda Miles, éste sale de bañarse y se seca el cabello mientras camina descalzo. Entonces ve la ventana abierta y va por su pistola. Camina lentamente hasta su cuarto y apunta, pero se topa con Diane sentada en su sofá. Ella le explica que después de una misión de patrullaje se escapó para visitarlo. Cuando él le pregunta cómo hizo para encontrarlo, ella responde que no es el único con habilidades de espía, aunque luego le confiesa que rastreó el coche en el que él se marchó.

Él le invita un café y se ponen a hablar. Le explica que ha estado investigando a Vincent Eyre y resulta que estuvo inmiscuido en prácticas de investigación avanzada con un grupo clandestino y movilizando cargamentos ocultos en aviones hacia Alaska mientras "ya estaba muerto". Sospecha que volvió a hacer los experimentos que realizó con Adam a espaldas del Instituto Wallace hace años. Diane deduce que Wallace no sabía nada de esto y, cuando se enteró, después de lo del Área 28, no pudo hacer ya nada para evitarlo. Sin embargo, Miles piensa que Wallace sabría que Eyre no dejaría atrás sus experimentos sólo porque lo obligara a cambiar de identidad, pero siendo tan inteligente no entiende por qué dejó a Loward vivir si sabía que no podría confiar en él. Todo esto basado en lo que Erin les contó antes, sobre lo que Damon le contó a ella. Diane dice que tal vez sólo fue un acto de indulgencia, pero Miles sospecha que había otra razón más poderosa por la cual necesitaba a Vincent con vida, pero no sabe cuál es.

Concluye con decepción que tal vez nunca conozcan ese secreto porque se lo llevaron a la tumba. Diane lo anima a que le enseñe sus hallazgos a Anthea, pero él teme que no confíen en él, pues es un intruso en sus asuntos, pero ella le promete que lo ayudará a convencerlos de que no tiene malas intenciones. Al final Miles accede, aún algo dudoso y sin saber muy bien cómo conseguir la confianza que necesitan.

Justo entonces comienza a llover. Diane decide quedarse hasta que pase la lluvia. Se quedan junto a la ventana, bebiendo café y hablando.

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Adam y Gethin hablan en el sótano de la situación luego de que Adam le hace un par de pruebas y concluye que no soportarán mucho más antes de que empiecen a tener problemas graves. Adam está seguro de estar cerca de conseguir filtrar los químicos de su sangre, pero el principal problema es el retraso que Belle les ocasiona. A su pesar, Gethin accede a llevar a cabo medidas desesperadas: Adam pondrá en estado inconsciente a ambos por el tiempo que haga falta para intentar encontrar lo más pronto posible la solución que necesitan.

Sin embargo, Belle escucha a escondidas la parte en la que dicen que la "pondrán a dormir" y piensa que están planeando su muerte. Cuando Gethin sube a la habitación de ambos para hablar con ella, ésta se esconde detrás de la puerta y le da un golpe en la cabeza por detrás que lo deja inconsciente. Luego sale a toda prisa y surca el gran edificio hasta llegar a una de las puertas posteriores para no ser descubierta. Lleva una mochila con provisiones y está dispuesta a no volver nunca pero, justo cuando ya ha cruzado el umbral y está mirando alrededor para alejarse con cuidado, una mano le cubre la boca y unos brazos la arrastran de vuelta adentro.

Ella lucha con su imponente fuerza, pero su adversario tiene una fuerza mucho más titánica. Al poco solo puede patalear y gritar sobre el hombro de quien sabe que es Adam. La baja al sótano y la amarra a una silla. Inmóvil y sintiéndose al borde de la muerte, comienza a llorar de rabia y frustración.

Le pide a Adam que no la mate y él, extrañado, le afirma que no planeaba hacerlo. Ella le dice que los escuchó hablar de "ponerla a dormir" y entonces Adam le explica lo que realmente significaba y que Gethin se lo hubiera podido explicar si no lo hubiese dejado inconsciente antes de que pudiera hablar. Belle, aún llorando, le dice que ya no puede más. Adam entonces le habla y le dice que sólo tiene dos opciones: confiar en él o volver a su prisión. Después de largo rato finalmente logra ablandarla un poco y convencerla de confiar en él. Ella le dice con miedo que teme morir sin nunca haber sabido quién era en realidad, pues siempre ha puesto su vida en manos de otras personas. Adam ladea una sonrisa al escuchar esto, le dice que le recuerda a alguien. Ella por fin accede y él la desata.

Después de largas preparaciones, Adam mete a Belle a a una cama de criogenización, conecta varios tubos y la inyecta. Antes de picarla, ella le toma de la mano, nerviosa. Entonces él le da su palabra de que la traerá de regreso sana y salva. Espera hasta que ella esté inconsciente y repite el proceso con Gethin una vez que éste despierta. Cuando ambos están inconscientes Adam suspira. Ahora tiene que darse prisa si no quiere que mueran.

Desde las escaleras aparece Leslie. Al verla Adam le dice que ya sabe dónde está la heroína. Leslie ve a los chicos y le pregunta qué planea hacer con ellos. Entonces Adam le dice que debe irse, que no tiene por qué mantener a una drogadicta y que ella ha decidido su propio destino. Leslie se muestra renuente. Adam la toma del pelo y le pregunta por qué realmente está ahí, si es por droga puede llevársela toda, si es por sexo no lo cree pues nadie se jugaría así la vida sólo por eso. Se nota que comienza a desconfiar de ella. Pero Leslie le dice llorando que no lo sabe. Al final el la suelta, toma el maletín donde tiene toda la droga y se lo tiende, pidiéndole de nuevo que se vaya. Ya que no atiende a razones, a ella no le queda más que tomar el maletín y marcharse a su habitación. Adam sube al primer piso y se acerca a la ventana para fumar mientras contempla cómo empieza a llover.

Arriba, Leslie contempla una jeringuilla preparada y la acerca a su brazo. Al final no se inyecta y se pone a llorar en silencio, abrazada a sus piernas y mirando la lluvia caer.