DDE III. CAPÍTULO 5
Por la tarde Diane regresa a la habitación después de su entrenamiento, se ducha y se cambia, luego contempla la foto de sus amigos sobre el buro con nostalgia. Entonces suena su móvil, un celular de generación pasada que compró en remate después de perder el suyo, y lo saca de su zapato, pues lo lleva escondido ya que no debía de llevar pertenencias al entrenamiento. Se trata de un mensaje de Tony, que la cita a las afueras de la ciudad en un restaurante de paso. De inmediato ella sale del Instituto sin dar explicaciones, llevando consigo sólo la fotografía, su chamarra de cuero, su celular, un par de monedas y la cadena de Erin. Y así se dirige a reunirse con Tony y Lucy.
Al llegar al lugar encuentra a Lucy sentada en una mesa. La saluda, se sienta frente a ella y pregunta por Tony; entonces éste aparece de súbito y la asusta. Como disculpa les invita helados que acaba de comprar y se sienta junto a Lucy. Diane les cuenta que estuvo entrenándose arduamente estos tres meses y Tony le dice que le complace saberlo, pues van a necesitar mucha agilidad para emprender su misión. De inmediato le suelta que han encontrado a Erin: se encuentra en Chicago, al igual que un tal Damon Loward, que parece tener mucho que ver con su desaparición. Ellos deducen que el resto del equipo de Diane se encuentra con él.
Ella de inmediato piensa en Chris. Tony saca una carpeta con planos y archivos, y le muestra tres edificios clave para encontrar a Damon. El primero es un campo de aviación militar que oculta un campo de reclutamiento adiestrado: el campo militar del grupo. El segundo es una mansión en una zona restringida donde probablemente se oculte Damon: la sede de líderes del grupo. El tercero es la parte superior de un rascacielos en la zona centro de la ciudad donde tienen laboratorios clandestinos y sólo es posible acceder por un elevador oculto: los laboratorios de armamento del grupo.
Ellos tendrán que ir a estos tres lugares para buscar a Erin y al resto. Luego Tony expresa sus dudas de que probablemente un tal Otto Wallace también esté allí. Finge no saber quién es frente a Diane. Ella le dice que también es importante buscarlo a él. Cuando finalmente concuerdan en que tienen que ir a Chicago para buscar a Damon, Tony le dice que no tienen ni medios ni armas ni nada de lo que necesitan para emprender tal contienda.
Esto es cierto ya que, como suponían, la empresa de Miles se niega a financiar una expedición suicida, puesto que el único trabajo del agente y su compañera es mantenerse al tanto de los pasos de Erin y Adam, así como de Otto Wallace y seguir los crímenes de Damon. Su empresa no se compromete por el momento a tomar partido y se niega a ser relacionada en caso de que las actividades de Damon se den a conocer. Sin embargo, Miles sabe que dejar las cosas como están representa ser cómplice de los delitos del grupo de Damon, pero a sus superiores poco les interesa lo que éste haga con la gente de Wallace, de modo que su único objetivo es mantener bajas las miradas del mundo para que no se den cuenta del lío que los prodigios están armando y poder contactar con Wallace lo antes posible para negociar acuerdos de reordenación a discreción. A Miles le parece inhumana esta postura y decide tomar el asunto como algo personal, a costa de la negativa de sus jefes. Estos entonces le retiran su placa, su licencia y todos los papeles que lo vinculan con ellos, además de todo el apoyo económico, armamento y tecnología de la que pueda necesitar. Así, solo, se decide a cumplir con su trato con Diane y se sorprende al ver que Leslie lo sigue, aunque ella actúa a espaldas de la agencia, pues es una convicta con libertad y licencia de trabajo condicional. Así que se la juega al acompañar a Miles, pero ella tampoco puede disponer de ayuda alguna de la agencia. Por lo que es verdad lo que le dicen a Diane: están varados y sin un peso para movilizarse.
Obviamente, no le cuentan nada de esto a Diane, y en su lugar le inventan otras razones. Diane sonríe en respuesta y les dice que tiene una idea retorcida.
Les explica que para conseguir el dinero y las armas que necesitan tendrán que robar un banco. Pese a no estar muy convencidos de esto, finalmente acceden porque no encuentran otra forma de financiar su viaje. Así que Diane les da las instrucciones que deberán llevar a cabo para lograrlo.
—Muy bien... Paso uno: el coche —sentencia con actitud divertida.
Les explica que necesitarán prever un vehículo para huir de la ciudad en cuanto antes, por lo que primero necesitarán robar un coche. Tony y Lucy no están muy seguros de poder hacerlo, pero Diane les pide que le dejan ese trabajo a ella.
Un par de días más tarde, Diane llega al motel donde se hospedan Tony y Lucy con un todo terreno bastante grande. Tony baja y admite que está impresionado, mostrándose algo tonto con ella a la hora de halagarla, pero esta vez no parece actuar del todo. Diane se recarga en el auto y, orgullosa, les explica que consiguió que un colega le cambiara las placas por unas falsas. Al revisarlas Tony admite que parecen bastante reales. Entonces ella les informa que es momento de comenzar con el cometido principal, así que ellos suben de vuelta a su habitación para recoger sus cosas. Leslie se cruza de brazos y encara a Miles, disimulando su desapruebo.
—¿Desde cuándo te van las delincuentes pelirrosas con apariencia de locas? —pregunta con brusquedad.
—Pff, desde siempre —contesta él, tomándolo a juego—. Una vez salí con una loca drogadicta que me mordió la nariz en un ataque de rabia y sobredosis...
Aprieta los labios y desvía la mirada al final, cuando Leslie lo mira en silencio con una ceja alzada.
—... Era muy sexy —se encoge de hombros antes de alejarse para seguir guardando sus cosas en la maleta y finalmente sale de la habitación con Leslie, que va algo molesta detrás de él.
Bajan a la recepción para pagar el cuarto y Diane los espera, fumando afuera.
Cuando suben al coche ella conduce hasta el garage de un sujeto llamado Olie. En el camino les explica que harán un atraco con otro coche que Olie, que es su colega que le consiguió a la persona que le vendió las placas falsas, les prestará mientras él guarda el todo terreno para que cuando escapen del banco no los puedan localizar. Cuando llegan al garaje de Olie, éste les dice que dejen el coche en la parte trasera. Luego bajan sus cosas y entran al taller del tipo.
Él le entrega a Diane las llaves de un auto azul escarabajo sin placas, de apariencia vieja pero con un motor potente. Les explica que cuando se lo devuelvan va a quitarle el motor y algunas piezas, el resto lo va a hacer chatarra. Quedan de reunirse al lado de la fábrica abandonada que está a unos metros del garaje para cambiar los coches y que puedan escapar de inmediato. Olie les entrega una maleta que contiene un par de armas, unos uniformes de cárcel y unas chamarras de cuero para disfrazarse. Cuando Diane le pregunta por las máscaras éste le dice que no las consiguió y que lo único que tiene son medias viejas, pero ella se niega a ponerse una media sucia en la cara. Entonces Tony observa un par de botes de pintura sobre un escritorio y le pregunta a Olie por ellas. De pronto tiene una idea.
Una vez que salen del garaje Lucy es quien conduce, mientras Tony le dibuja con la pintura una calavera en la cara a Diane. Luego ella hace lo mismo con él. Tony echa el cabello hacia atrás con gel y Diane utiliza un gorro para cubrir su cabello rosa. Una vez que están a un par de calles del banco, Diane le pide a Lucy que aparque del otro lado de la calle, atrás del banco, para recogerlos de inmediato cuando escapen. Luego ambos salen y cruzan un callejón que da directamente a la entrada del banco del otro lado de la calle. Se miran por un momento y luego cogen valor.
Tony rodea la calle con cautela, mientras Diane, segundos después, cruza directamente en dirección a la entrada, donde se encuentra con un guardia de seguridad. Al verla frunce el ceño, pero ella entonces se descubre el pecho, lo que deja atónito al hombre, momento en el que Tony le atiza un golpe en la nuca que lo deja inconsciente en el suelo. Diane se vuelve a cubrir mientras Tony roba el arma del guardia, que es una ametralladora. Ambos entran al banco y de inmediato Diane suelta un disparo al techo, asustando a todos.
Tony apunta a los clientes, subiéndose a un escritorio luego de patear en la cabeza a un empleado. Todos se arrojan al suelo mientras Tony les grita que se queden agachados con las manos en la cabeza. Diane, mientras tanto, se dirige hacia la entrada de seguridad y obliga a una dependiente a abrirle. Una vez adentro la toma del cabello y la obliga a abrir la caja fuerte. Luego la obliga a llenar a tope la maleta que lleva en la espalda y, mientras ella la llena, Diane camina hasta los casilleros de los guardias y rompe los candados con la pistola, encontrándose con dos ametralladoras y un par de pistolas. Mete todo en la maleta y luego le atiza un golpe a la empleada que la deja en el suelo. Sale de la parte trasera con la maleta al hombro. Al mirarla, Tony baja del escritorio de un salto estruendoso y ambos salen corriendo del local. Inmediatamente después la alarma comienza a sonar.
Ellos corren hacia la parte trasera, donde Lucy los espera. Suben atrás y ella arranca. En el camino Diane y Tony comienzan a reírse, algo histéricos y excitados. Tony le pregunta por qué diablos le enseñó las tetas al policía y ella le explica que todos los hombres se vuelven automáticamente estúpidos en cuanto ven unas tetas, es así como una trágica deficiencia cerebral masculina. Tony levanta una ceja, asegurándole que no aplica a todos.
—Puedo hacer que lo compruebes, si quieres —le reta con mirada solemne, pero Tony no puede evitar reírse.
Mientras, Lucy mira de reojo a Diane por el retrovisor. Su entusiasmo es interrumpido entonces cuando Lucy les advierte que un par de patrullas los están siguiendo. Entonces Lucy trata de perderlos adentrándose por las calles más angostas que encuentra. Tony de inmediato se pasa al asiento del copiloto y saca medio cuerpo por la ventanilla para apuntar con una pistola a las llantas delanteras de la patrulla más próxima. Dispara dos veces a ambas llantas, desinflándolas, haciéndola derrapar. La que viene detrás choca con ésta y ambas se quedan varadas en el callejón. Diane mira la escena y luego a Tony, impresionada por su destreza. Tony ríe, suelta un grito triunfal, exaltado, y mira a sus compañeras; primero a Leslie, a quien le sonríe, y luego a Diane, topándose con la mirada de admiración de ésta.
Finalmente Lucy logra llegar hasta el punto de reunión con Olie, que los espera al caer el atardecer. Para entonces Tony y Diane se han quitado la pintura y se han vuelto a cambiar. Lucy le devuelve las llaves a Olie, orgullosa de que el coche no tiene ni un rasguño.
—Que impresionante. Una fiera tras el volante —comenta Olie, coqueteándole.
—No sólo tras el volante —dice ella y se relame los labios, retadora.
Él la sigue con la mirada, pero Diane lo distrae devolviéndole la maleta con la ropa que les prestó y un par de fajos de dinero. Robaron casi $50,000, de los cuales le dan $10,000 a Olie.
Satisfecho, Olie se despide y les devuelve las llaves del todo terreno. Los tres se marchan a toda pastilla y Olie hace especial énfasis al despedirse de Lucy. Luego él también toma su coche y se marcha.
Esta vez Tony conduce y Diane es copiloto, mientras Lucy cuenta el dinero y lo guarda en la parte de atrás. Se dirigen hacia Chicago.
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