DDE III. CAPÍTULO 4
Cuando finalmente Erin deja de escuchar golpes y forcejeos dentro de la habitación, se incorpora y se asoma por la puerta. Afuera ya no hay nadie, pero a lo lejos se escuchan ruidos. Ella toma aire y comienza a bajar las escaleras a toda prisa. Entonces, después de varios minutos, llega hasta el límite de las escaleras. Frente a ella hay una puerta grande de color cobre cerrada a cal y canto. Se acerca y trata de derribarla con sus poderes. Comienza a concentrar energía en sus manos, pero entonces las escaleras tras ella comienzan a hacerse añicos, pero la puerta no sufre ningún daño. Asustada, sale por un ducto de ventilación que encuentra cerca del piso, que la conduce a un pasillo de habitaciones oscuro.
Empieza a correr por el pasillo hasta llegar a una amplia sala que la dirige a un espacio grande y etéreo que parece ser una recepción. Erin comienza a caminar con cautela, recelosa, pero entonces la luz se restablece. Asustada, trata de escabullirse lejos de la zona abierta, pero al subir por unas escaleras laterales muy amplias y dirigirse a otra entrada, se topa con una mujer mayor, rubia y muy pulcra, vestida con un traje de falda elegante. Erin intenta retroceder, pero se topa con un grupo de soldados a sus espaldas. Acorralada, ella le apunta a la mujer con el arma que robó antes de un soldado, pero ésta le arrebata las armas con agilidad. Entonces le pide con parsimonia que se rinda, mientras los soldados le apuntan a la cabeza.
Incapaz de hacer nada, se la llevan a cuestas a una gran sala donde hay un gran grupo de jóvenes con batas blancas formados en fila. Ella reconoce a lo lejos a los tres chicos que acababa de conocer. La forman detrás de todos los jóvenes. Mientras permanece allí, nota que todas las chicas llevan el cabello igual o más corto que ella.
Frente a la fila hay un cuarto cerrado y, mientras van avanzando por grupos, otros chicos son traídos entre tirones y gritos a formarse. Cada vez que la puerta se abre, un grupo de diez chicos entra al cuarto. Erin mira a su alrededor, considerando la posibilidad de escapar, pero la gran cantidad de soldados que bordean a los chicos es innumerable. Intimidada, avanza en la fila. Al llegar su turno entra junto a los tres chicos que conoció antes.
Dentro hay varias camillas donde acuestan a los jóvenes y los sedan con jeringuillas. Los tres chicos son separados. A Erin la dirigen hacia una camilla. Al girarse observa a la mujer de traje y a un par de soldados que entran con ella. Antes de que puedan acostarla en la camilla pronuncia un rotundo "No". Entonces mira a la enfermera al frente y la empuja lejos con sus poderes. Avienta también la camilla y en el ajetreo que causa aprovecha para intentar escapar, empujando a los enfermeros que intentan detenerla. Entonces, sin previo aviso, la mujer rubia se planta frente a ella y le suelta un puñetazo en la nariz. Erin cae con fuerza hacia atrás, golpeándose la cabeza. La mujer de traje se inca junto a ella, la sujeta con fuerza del pelo y le clava la jeringuilla en el cuello. Lo último que Erin ve es el rostro sereno y satisfecho de la mujer que la seda antes de quedar inconsciente.
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En una imagen casi nebulosa se contempla a una Diane de aspecto mucho más inocente y tierno, con el cabello pintado de azul y vestida de motera. Ella está bajando unos arreglos del escenario de un bar de mala muerte lleno a tope. Cuando baja de éste se dirige a la barra para pedirle una cerveza a una chica morena que al parecer es su amiga. Ella se la sirve y entonces Diane observa junto a ella a un chico de aspecto descuidado pero atractivo. Se trata de un Chris mucho más delgado, con el cabello corto casi a ras y apariencia un poco punk. Diane se acerca y entabla una conversación con él, intentando animarlo al verlo cabizbajo. Luego le invita una cerveza cuando él se gana su estima. Es hasta entonces que se presentan formalmente: Chris Goiri y Diane Donaire.
Se quedan largo rato platicando allí hasta que es la hora de cerrar. Entonces salen junto a la chica, que se llama Rachel. Afuera un grandulón las saluda y besa a la mesera. Diane le presenta a Stanley a su nuevo amigo. Luego Diane y Chris se van por su parte.
Chris le cuenta que duerme en la calle y Diane que ella vive en el departamento de su novio Walt. Hablan sobre el talento de Diane y Chris le dice que podría ser compositora y ganar dinero de eso. Diane se muestra pesimista ante la idea.
—Esta es la realidad —le dice, señalando la calle en la que están, solitaria, sucia y pobre.
Chris entonces la lleva a la azotea de un edificio ajeno donde se cuelan dentro. Le enseña todo el paisaje nocturno y hermoso de la ciudad.
—Esta es la realidad. Allá abajo sólo es una perspectiva. Pero lo cierto es que todo esto también es nuestro —le dice.
Diane le pregunta si realmente cree lo que dice y él contesta que sí. Diane se queda fascinada con el paisaje.
Al día siguiente Chris vuelve al bar para ver a Diane cantar. Al bajar Diane le obsequia un reloj nuevo, el que averió el día anterior mientras estaba algo borracho en el bar, y luego lo lleva a un anuncio en blanco que está en la ciudad sobre un estacionamiento vacío. Diane le enseña a hacer graffiti y ambos hacen uno. Cuando terminan ella reconoce que él tiene talento.
Entonces empiezan a pasar mucho tiempo juntos y Stan le pregunta una noche a ella qué se trae con el pelirrojo. Ella responde simplemente que pasan "tiempo de calidad", y cuando él la mira dubitativo ella lo corrige.
—No me refiero a sexo, drogas y delinquir juntos, si no a... verdadero tiempo de calidad —sonríe ella, casi sorprendida de sus propias palabras.
Entonces le cuenta lo que han hecho: Chris le enseña a patinar con patines, la acompaña a sus sesiones de psicoterapia social, ella comienza a escribir y componer canciones y él le da su visto bueno, luego la lleva a la biblioteca pública y ella comienza a leer a Tolstoi y a Dostoyevsky, también practican juntos dibujo y ella aprende mucho de él.
Stan le sugiere salir con él, pero ella le dice que no es su tipo.
Continúan pasando tiempo juntos hasta que una noche Chris ve cómo su novio Walt va por ella al local. El tipo es muy agresivo y grosero. Al día siguiente Chris le aconseja que lo deje, pero ella se niega pues no sabe dónde podría vivir; se pone tan a la defensiva que terminan peleados cuando ella le dice que no sabe lo que es ser sometido por un hombre. Él la corrige, se quita la playera y le muestra una enorme marca que tiene en un costado, diciéndole que fue su padre antes de que se escapara de casa. Después se va, dejándola pensativa.
Un par de días después Diane va a buscarlo en el depósito de la pandilla de ella y lo encuentra tratando de tocar la guitarra de ella. Diane se acerca y le devuelve un libro que le había prestado. Él le da su guitarra y ella, distraída, toca algo improvisado. Luego se arma de valor y le pide disculpas a Chris por la discusión, explicándole que tiene miedo de volver a quedarse sola porque no sabría qué hacer, sin embargo le dice que va a dejar a Walt esa misma noche y luego buscará un motel por unos días. Luego llega Stan y ella los deja solos para ir a tocar un rato en los camiones. Chris la alcanza y se ofrece para ir por ella esa noche. Entonces Diane acepta.
Sin embargo, esa noche Diane no sale de su casa. Chris la espera afuera toda la noche, pero cuando escucha golpes dentro fuerza la puerta y descubre a Walt golpeando a Diane. Chris pelea con él y logra sacar a su amiga de allí. Entonces la lleva a la casa de Stan, que está con Rachel y entre todos la curan y la atienden, además de curarle a Chris también las heridas y moretones que se llevó de la pelea. Luego Stan y Rachel se van a dormir al sofá en la sala y le dejan a Diane la cama.
Chris se da una ducha y se recuesta junto a ella para cuidarla. Diane está mirando a la nada, aún adolorida. Después de un rato comenta que debió haberlo sabido desde el principio, debió habérselo imaginado, pero Chris le niega que se culpe por los actos de aquel maldito y que está muy orgulloso de ella. Diane entonces le dice que piensa qué hubiera pasado si él no hubiera llegado, tal vez Walt la hubiera matado, y entonces reflexiona lo aterrador que es que la persona que creías amar y en quien más confiabas un día pueda ser tu asesino. Chris la abraza con fuerza y ella se queda dormida en sus brazos.
A la mañana siguiente Diane se despierta sola en la habitación y al salir escucha a Chris y a Stan tomando café en la cocina. Stan le dice que tal vez él, es decir Chris, pueda ayudarla a alejarse de los hombres malos, pues él es un buen tipo y ella ha cambiado gracias a él. Sin embargo, Chris le confiesa que es gay y no puede ver así a Diane. Esto deja mal a ella; regresa a la cama y finge no haber oído nada. Para su desgracia se da cuenta entonces de que sí se había enamorado de Chris.
Poco después Stan les presta un departamento para que vivan juntos y Chris se dedica a remodelar el lugar para que se vea mucho más alegre. Diane sigue algo deprimida, pero después de ver todos los esfuerzos que Chris hace por ella, termina conmoviéndose y acepta que, a pesar de que nunca estén juntos, siempre tendrá a Chris como su mejor amigo.
Al menos eso es lo que creía entonces.
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Un despertador suena y Diane despierta en su litera en el Instituto Wallace. Se levanta al amanecer, se pone el uniforme y sale a entrenar como ya es costumbre desde hace tres meses.
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