DDE III. CAPÍTULO 3



Mientras Diane continúa con su entrenamiento, Miles y Leslie pasan esos tres meses buscando la forma más efectiva de entrar al Área 29, estudiando toda la información que encuentran a su alcance. Pese a que tienen la aprobación de sus líderes para seguirle la pista a Diane y buscar a Erin y a Adam, Miles sabe que no tendrán el respaldo de la agencia cuando intentan inmiscuirse en los asuntos personales de Damon Loward. Sin embargo, continúan investigando el Área 29, a Damon, a Otto Wallace e incluso a Anthea Mount. Lo que Miles descubre más adelante lo deja atónito.

Una noche, mientras se queda solo en la oficina con Leslie, revisa unos antiguos documentos de Adam y Otto, y descubre una correlación importante con Reese Myers. Al principio no le sorprende tanto, pero cuando empieza a avanzar en la lectura de la documentación algo le resulta extraño.

Es difícil aseverarlo, pero Miles tiene la impresión de que tanto la documentación como el historial del padre de Adam y la de éste mismo no cuadran. Se da a entender que Miles piensa que la documentación puede ser falsa. Sin embargo, no es si no hasta que comienza a buscar sobre Damon Loward, que revela un verdadero descubrimiento: Loward y Otto Wallace fueron compañeros de trabajo muchos años atrás. Sin embargo, al primero se le conocía como Vincent Eyre y se le tiene como occiso en su documentación oficial. Más aún: hay una correlación entre Vincent Eyre y Anthea Mount, como doctor y paciente.

Miles, intrigado, imprime la documentación y la guarda en sus cosas. Cuando Leslie va con él le lleva un café y se sienta cerca de él. Luego le pregunta si ha encontrado algo, pero éste niega con la cabeza y apaga el ordenador con fingido desinterés.

~▪️~

Poco antes del plazo de esos tres meses, cinco días antes aproximadamente, pasan dos cosas casi simultáneamente:

~▪️~

Anthea es trasladada a Chicago, junto con un ejército de "reprogramados", entre los que se encuentra Goti.

Anthea, esposada en el avión, observa al hombre sentado frente a ella, custodiándola con un arma y sin expresión alguna. En el avión observa a Damon, que la mira sonriendo. Anthea lo observa con odio hasta que desaparece de su vista. Sabe, por lo que escuchó hablar entre los soldados monstruos, aquellos que no son reprogramados, que Otto se encuentra en el mismo avión, pero no tiene idea de dónde.

En la cabina de control, Damon ordena el despegue desde la plataforma subterránea del Área 28. Sin embargo, le informan que un individuo se interfiere. Cuando Damon sale a ver se encuentra a un hombre oscuro, de pie frente a la pista. Lleva una capucha y una gabardina negra, el cabello negro le cae sobre el rostro, y da la apariencia de un fantasma oscuro.

—Así que decidiste volver a aparecer —dice Damon luego de acercarse cuidadosamente al individuo que parece una sombra—. Me alegro, pero tienes un criterio desafortunado para elegir tus visitas. Ahora estoy ocupado.

Silencio prolongado.

—Planeas irte —le dice el hombre oscuro, levantando ligeramente la cabeza.

Damon responde afirmativamente. Entonces el sujeto le recuerda su acuerdo y le exige más suero. Damon se niega, pero el hombre oscuro se acerca intimidante a él, luego le explica el peso exacto del avión y le dice que podría derribarlo con un dedo.

—Te has vuelto muy petulante, Adam —le dice Damon.

Entonces, bajo su cabello negro, el hombre ensancha una siniestra sonrisa.

—¿Quieres ponerme a prueba? —le pregunta.

La sonrisa torcida de aquel hombre sombra le advierte peligro. Muy a su pesar –pues es un hombre al que no le gusta ceder–, llama a alguien y le pide un maletín con el suero. El hombre no tarda en traérselo. Damon se lo entrega a Adam y éste le da las gracias. Damon regresa al avión.

Adam se da la vuelta y está por marcharse, pero entonces se detiene en seco. Un aroma peculiar y desmesuradamente intenso le llega desde el avión. Se da cuenta de que Damon debe llevar a Anthea consigo. Se da la vuelta, con la intención de atacar el avión, pero ellos arrancan en ese momento. Sin embargo, él logra sujetarse a éste y lo ataca con brutalidad, logrando desestabilizarlo y casi impedir que salga de la plataforma subterránea.

Comienzan a dispararle desde el aire, pero las balas lo atraviesan como si su piel fuese una sustancia viscosa. Pese a no convertirse, Adam casi logra tumbar el avión. Sin embargo, no lo hace, pues no quiere hacerle daño a Anthea.

Finalmente se suelta del avión, cayendo sobre la superficie del Área 28, observa el avión alejarse y sale del área con el maletín.

Los ataques de los agentes y soldados que pretenden detenerlo ni siquiera lo inmutan.

~▪️~

La segunda cosa sucede en Chicago.

Dos meses después de ser secuestrada, Erin despierta en una sala blanca. Está conectada a un montón de aparatos, pero todos están apagados. Mira a su alrededor, alterada y confundida, y finalmente se quita todos los cables. Se encuentra vestida únicamente con una bata blanca y el cabello cortado casi al ras.

Sale de la sala blanca y vacía y contempla puertas abiertas que dan a habitaciones vacías. Confundida, llega al fondo del pasillo y abre una puerta de metal. Al cruzarla se encuentra en otra sección de pasillos, pero están a oscuras.

Asustada, comienza a caminar y escucha a medio camino los pasos de un grupo de hombres al fondo y se oculta en una de las habitaciones vacías. Retrocede a oscuras, oyendo los pasos alejarse, pero entonces divisa tres siluetas al fondo de la habitación. Erin se sobresalta y cae de espaldas. Entonces las tres personas se acercan y descubre a tres jóvenes más o menos de su edad: un chico moreno, menudo y alto, una chica de cabello negro, tan corto como el suyo y de mirada retadora, y otro chico castaño y de complexión fornida, castaño claro ojos azules y alto.

El moreno se acerca a ella y, tras darse cuenta de que ella se encuentra completamente perdida, le explica que todo el sistema de los pisos de la sección ha fallado y que en cuanto los atrapen los regresarán a las habitaciones, así que se están ocultando para que no los atrapen y encierren de nuevo.

Erin entonces pregunta qué es ese lugar y quiénes son ellos. Ellos, extrañados porque no sepa nada, le explican que están en los laboratorios de experimentación genética, asumiendo que ella debe ser otro de los sujetos de experimentación recién ingresados. Erin les explica que ha salido del pasillo del fondo y entonces los chicos le dicen que allí se trabaja con los sujetos de máximo riesgo.

De pronto escuchan voces afuera y los tres se ocultan en un armario de limpieza. Erin los sigue. Los escucha hablar de un nuevo grupo de tres personas que ingresaron a su zona: un chico y dos chicas, asumiendo que Erin es una de éstas. Luego hablan sobre sus teorías de que el fallo de energía pudiera ser causado por un subidón energético que hiciera colapsar los sistemas, pero la chica explica que para eso necesitarían concentrar la energía de todo el edificio, o de toda una calle, en un solo punto.

A Erin no le cuesta mucho trabajo deducir que aquel punto energético podría ser ella, pero le cuesta entender cómo pudieron concentrar tanta energía en ella o a su alrededor, de ser el caso. Exaltada, vuelve a preguntar dónde están. Ellos repiten lo del laboratorio.

—No, no. Me refiero a en qué parte del mundo estamos —corrige ella.

—Chicago —contesta la chica.

Después pregunta la fecha y el chico castaño se echa a reír. Luego le dice que no lo saben, pues llevan mucho tiempo allí encerrados. Erin se queda anonadada. Entonces sale del armario y observa por la ventana. Es de noche y a lo lejos se ven las luces de la ciudad. Se encuentran en el último piso de un altísimo rascacielos. Desde su lugar la chica la llama loca, mientras los otros chicos la observan extrañados. A Erin se le hace un nudo en la garganta y tiene que respirar profundamente para no ponerse a llorar.

Finalmente el chico moreno sale y le pone una mano en el hombro. Erin lo mira a los ojos.

—Hay que salir de aquí —sentencia ella.

Pero el chico le dice con desaliento que nadie nunca ha salido de allí.

—Nosotros lo haremos —dice ella con total seguridad.

Levantando una ceja, los tres chicos la miran con incredulidad.

De pronto entra un grupo de soldados a la habitación y ellos echan a correr por la segunda puerta de la habitación. Atrapan a la chica y al chico castaño, pero con ayuda del otro chico Erin logra escapar por la otra puerta.

Ellos corren al pasillo del fondo, atraviesan varios pasillos a oscuras, huyendo, pero son interceptados por dos hombres. Entonces Erin se enfrenta a ellos, derribándolos y robando sus armas. El chico, impresionado, la sigue cuando sale corriendo de allí.

Salen por una de las puertas de servicio y encuentran unas largas y anchas escaleras de caracol de metal, muy custodiadas. Se escabullen de cuclillas a una habitación al lado de éstas. Cierran la puerta y se mantienen ocultos en ese lugar, sin ventanas y a oscuras, pero uno de los soldados se acerca a la puerta, informando que creyó ver algo. Entonces Erin atora la puerta, pero el soldado tira de la manija con insistencia. Al no poder abrir manda a traer la llave. Erin y el chico se alejan de la puerta, intentando resguardarse en la profundidad de la oscuridad.

En medio del silencio, de pronto el chico le pregunta titubeante si fue ella quien causó todo esto. Ella no está segura, porque no recuerda cómo llegó allí, pero le dice que la razón por la que está allí es porque estaba intentando salvarlos a todos, a todos sus compañeros, a todas las personas que estuvieran implicadas en la situación de allá afuera. Después de desahogarse un poco, sin revelarle nada contundente, él toma una decisión rápida y le pide que escape cuando ya no haya nadie cerca. La oculta en uno de los rincones de la habitación y él se coloca enfrente de la puerta. Minutos más tarde abren la puerta y él intenta enfrentarse a los hombres, pero estos lo golpean y se lo llevan. Erin se queda allí unos minutos, incapaz de moverse hasta que considera que es seguro.

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