DDE II. CAPÍTULO 6

Mientras Adam y Anthea avanzan a través del pasillo, Goti los ve entrar a una habitación vacía y al acercarse ve cómo Anthea lo sienta en la cama y se dedica a curarle las heridas y a limpiar su rostro, lo que los hace estar muy cerca. Entonces se miran a los ojos y Anthea sonríe, avergonzada. Esto enfada a Goti y se va.

Anthea se concentra en Adam, diciéndole que lamenta su condición de sufrir tales mutaciones, y para animarlo le dice que el haber pasado por lo que pasó le abrió las puertas a otras cosas, como conocer personas o saber cosas. Adam la mira a los ojos con seriedad, contemplando cada una de sus facciones: sus ojos oscuros, su piel de belleza misteriosa, sus gruesos labios. Se dedica a esperar sus palabras.

Anthea lo acaricia con maternal cariño, pero entonces un dolor en el pecho la hace retroceder. Adam, preocupado, intenta acercarse, pero ella se lo impide, luchando por reponerse lo más pronto posible. Ella decide irse, pero Adam la detiene y, sin apenas mirarla, le dice que tal vez ella sea especial para él. Anthea, conmovida, le dice que él también es especial para ella. Esto último lo escucha Erin, que sin querer llega en un momento inoportuno.

Ella se disculpa, pero Anthea decide dejarlos solos, diciéndole a Adam que todo llegará a su tiempo, refiriéndose a lo que él quiere saber sobre su identidad y sus padres, y de eso "especial" de lo que ella hablaba.

Al marcharse Erin se siente cohibida, pero finalmente le menciona lo bella e inteligente que es Anthea y lo mucho que él le importa. Ella usa este argumento para pedirle que no se vaya porque va a perder a Anthea y le dice que ella misma lo único que quiere es seguir teniéndolo a su lado. Todo esto le duele mucho por sus confusos sentimientos hacia él.

Finalmente, después de volver a discutir, Adam le dice la verdad: que va a sacrificarse para que la mutación no lo consuma del todo. Lo había planeado desde que llegaron al Instituto y el doctor Wells le informó que no había cura para su condición. Adam sabe que si no muere ahora un día terminará como los canes a los que se enfrentó. Si hubiese alguna solución sólo la encontrarían en el Área 28, pero para entonces sería demasiado tarde para él, por eso su única opción había sido entregarle su cuerpo para investigaciones al doctor Wells y que él, a cambio, lo matara de la forma más humana e indolora posible.

Erin entra en shock y trata desesperadamente de hacerlo cambiar de decisión, pero la severidad de su decisión es irrevocable.

Erin sigue insistiendo pero al final comprende que no hay manera de hacerlo cambiar. Al final se lanza a sus brazos, llorando, y le dice que él es lo único que tiene en el mundo. Él le afirma que ésta es su propia lucha y que debe hacerlo por ella misma, prometiéndole que al final va a encontrar una manera de seguir luchando por su cuenta. Se quedan allí abrazados por un largo rato.

Esa noche Erin se queda a dormir con él, incapaz de soltarlo durante toda la noche, intentando consolar su próxima ausencia. Adam finalmente le confiesa que siempre ha tenido mucho miedo a convertirse en un monstruo. Ella le asegura que no lo es. Erin se queda dormida en sus brazos, mientras Adam la observa en silencio, con el ceño profundamente fruncido y con el miedo recorriéndole el cuerpo. Cierra los ojos aprieta la mano de Erin y, con la otra, el relicario que cuelga de su cuello. La mira, recorre sus facciones como si quisiera quedarse con su imagen grabada para siempre. Sabe que Erin es especial para él, más que Anthea, pero no puede definir ni cómo ni por qué. No puede definir lo que siente por ninguna, ni entiende cómo es que, estando allí, es incapaz de pensar las cosas con la misma frialdad impasible de siempre.

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Mientras tanto, Anthea regresa a la entrada de la base, donde se sirve un café mientras revisa un papeleo.

Entonces, en la salida, ve a Goti mirando la noche. Se acerca a él y lo saluda.

—Buenas noches, señor solitario —le dice, pero Goti parece distante.

Cuando Anthea se acerca para revisar su oído Goti la mira a los ojos y la besa, pero ella no corresponde el beso con demasiado entusiasmo. Entonces Goti se atreve a mencionarle que no es bueno que se acerque tanto a Adam, pero ella no puede evitarlo y le confiesa que siente un fuerte lazo emocional con él. Goti pierde la paciencia y demuestra sus celos.

Ellos discuten porque ella no quiere alejarse de él. Goti, herido, le confiesa que ahora es fría con él. Al final, Anthea le dice que cree que él estaría mejor sin ella, pues teme estarle robando su juventud. Goti, enojado y orgulloso, le da la razón y le dice que es mejor que se den su espacio.

Él se marcha y ella se queda un momento mirando la noche, reflexionando. La lámpara del interior se apaga, ella entra a prenderla, luego regresa para cerrar la puerta con llave, pero la lámpara se vuelve a apagar. Entonces ella se queda allí, de pie, sabiendo que hay algo detrás de ella, pero entonces todo se vuelve negro.

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A la mañana siguiente, Erin despierta sola en la cama de Adam. Después de un rato se levanta para buscarlo, pero no lo encuentra por ningún lado. Entonces, cuando entra al baño y se mira en el espejo, descubre que lleva en el cuello el relicario y se echa a llorar en silencio.

Más tarde sale de la habitación y encuentra al grupo reunido en la entrada del bunker. Luego de escuchar a Goti discutir con todos, Luz le informa que Anthea ha desaparecido. Han estado toda la mañana buscándola pero no hay rastros de ella más que el café derramado de la noche anterior.

De pronto Goti pregunta por Adam, y al no recibir una respuesta concreta por parte de Erin comienza a acusarlo de la desaparición de Anthea. Erin lo defiende y acusa a Goti de querer ir en contra de Adam a toda costa. Goti, sin embargo, está seguro de que ella está cegada por la devoción que le tiene a Adam.

Luego de una larga discusión Luz toma el control y se niega a ir en busca de Anthea. Acuerdan que el equipo militar que está afuera del bunker se ocuparán de ello, mientras ellos continuarán hacia el Área 28 para ayudar a Erin. Todos se marchan.

Luz y Leo llevan consigo a Erin para consolarla, pero ella no les cuenta mucho más de lo que saben: que Adam se fue porque necesitaba arreglar asuntos personales. Hablan poco y finalmente la dejan regresar a su cuarto. Ella se dirige a las duchas y allí se aferra al relicario que tiene en su cuello. Continúa llorando por un largo rato, exhausta y asustada ahora que ya no tiene a Adam. Enojada, comienza a descargar grandes cantidades de energía y termina rompiendo el espejo. Al ver los trozos afilados coge uno y lo sostiene con fuerza, pero finalmente lo arroja, coge mucho aire, hiperventilando, pero se aleja del vidrio afilado y se seca las lágrimas de la cara, recordando las últimas palabras de Adam de esa noche: "Ahora ésta es tu lucha".

Sale del baño ya vestida y al entrar a su habitación Goti entra detrás de ella y le apunta con un arma a la cabeza. Le exige saber dónde está Adam.

—¿Piensas ir a matarlo? —lo reta.

—Puede que no sea una mala idea —responde él.

—¿Vas a ir allí y darle una paliza que lo haga cagarse de miedo, como la otra vez?... ¡Ah, no, espera! Fue al revés.

Goti empieza a perder la paciencia y amenaza a Erin, pero a pesar de que a ella realmente no le resulta amenazador decide decirle a dónde fue para probar suerte. Tal vez pueda alcanzarlo y decirle que Anthea fue secuestrada y así aplazar los planes de Adam. Una vez que le dice que está en el Instituto Goti sale sin más de allí.

Se dirige a la salida. Afuera, manda a los soldados a otro lado y mientras está solo se apresura a tomar uno de los coches que tienen ocultos (había tres y ahora sólo quedan dos). Pero entonces es descubierto por Stan, que al considerar la situación, decide acompañar a Goti.

Se sube para manejar y, a su lado, Goti se detiene y pregunta a la nada si no vendrá. Entonces sale Diane y se despide de ellos, diciendo que le encantaría seguirlos pero ahora necesita cumplir con la promesa que le hizo a Chris. Finalmente Goti la abraza con calidez y se despide con cariño de ella.

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En una escena se ve a Erin en la habitación, sentada en la camilla, mirando al vacío.

Luego a Diane, mirando a sus amigos partir, con una expresión de decisión inquebrantable.

Luego a Goti y Stan en el coche, también con expresiones decididas.

Luego a Adam, que conduce otro de los coches robados, aunque su rostro denota un vacío lúgubre, temor y decisión dolorosa a la vez.

Estas cuatro escenas se alternan, hasta que Luz entra a la habitación donde está Erin y se alivia al verla allí. Le informa que Goti y Stan han desaparecido. Luego llega Leo y les dice que otro de los coches fue robado. Ellos especulan que fueron detrás de Adam, pero Erin no les cuenta nada y sólo menciona vagamente que en el mejor de los casos lo encontrarán.

Tras este incidente Luz y Leo deciden partir de inmediato junto con Erin y Diane hacia el Área 28. Como última medida le piden a los soldados que se quedan en el bunker que sigan buscando a Anthea y que esperen contacto del resto del grupo. Finalmente salen con el último coche que queda.