DDE I. CAPÍTULO 1
Cuando la joven sale del edificio con aquel hombre a su lado contempla un panorama desolado, rodeado de lo que parece ser un campo militar.
Comienza a caminar, alejándose del edificio en llamas. Entonces encuentra un auto cerca que está encendido, al cual suben de inmediato ya que los están buscando unas patrullas. Inevitablemente los localizan, así que la chica tiene que conducir con agilidad para lograr escapar del lugar. Comienzan a adentrarse por un camino boscoso hasta que logran alejarse lo suficiente de las patrullas.
Con dificultad, ella llega hasta la ciudad, esconde el auto en un callejón y decide salir a buscar ropa para su acompañante, que está desnudo. Cuando sale del auto comienza a recorrer un par de callejones, con la intención de encontrar algún harapo útil, pero entonces un par de maleantes la acorralan. Ella dejó que se acerquen para después apuntarles con el arma que ha hurtado, quitándole la ropa a uno de ellos.
De inmediato regresa con su acompañante, que se presenta apáticamente como Adam Myers. Éste se muestra un tanto cortante pero acepta la ropa. En cuanto están listos dejan el auto y se adentran a la ciudad. Después de caminar un rato llegan a una vieja casa abandonada donde deciden pasar la noche.
Mientras estaban en aquel laboratorio, cuando se conocieron, Adam supo de inmediato que la jóven había perdido la memoria, pues no lo reconoció a él ni a las personas de los cadáveres, ni siquiera su propio nombre. Cuando se encuentran en el edificio Adam le habla más al respecto. Le dice que su nombre es Erin Kenrick, que ella había vivido toda su infancia en un orfanato junto con chicos semejantes a ella, con una alteración genética especial que los había convertido desde su nacimiento en seres especiales para la ciencia. Sin embargo, un aparatoso incidente con un científico —al que había matado Adam— conllevó todo este caos y murieron todas las amistades de Erin. Adam no sabe cuál fue la razón de la locura de aquel hombre, pero sí sabe que no fue accidental: quería borrar todo rastro de aquellas personas con genética especial. Se llevó consigo muchas vidas, entre ellas casi la de Adam. Ahora que ellos dos han sido expuestos a radiaciones peligrosas en el laboratorio —que conlleva la extraña mutación de Adam— serán perseguidos de por vida.
Hasta aquí se explica que Adam se encontraba en el laboratorio como parte del equipo de rescate para liberar al grupo de compañeros de Erin. También se sabe que Adam la conoce de hace mucho más tiempo, pero poco más.
Como Adam se encuentra molesto y perturbado por todo lo que ha pasado, se muestra cortante y algo agresivo en su actitud. Después de negarse a hablar nada más, ambos se acuestan a dormir en diferentes habitaciones.
Al día siguiente, cuando apenas está amaneciendo, Erin va a buscar a Adam y lo encuentra convertido en aquel monstruo, pegado a la pared como un gigantesco bicho (en una conversación posterior Adam hace alusión a Gregor Samsa). Adam despierta alterado, trata de moverse pero no puede. Erin lo ayuda a despegarse de la pared, pero éste se muestra agresivo y asustado. Sin embargo, poco a poco vuelve a su forma humana, estando otra vez desnudo. Cuando Erin trata de acercarse, Adam siente cierto remordimiento y se aleja de ella, diciéndole de forma obstinada que se aleje de él o de otro modo la matará. Como él está tan alterado ella decide hacerle caso y se va.
Comienza a caminar por las calles de la ciudad, prende un cigarrillo de la cajetilla que llevaban los pantalones que había hurtado y comienza a buscar un bazar donde compra un pantalón de mezclilla y una camisa nuevos. Cuando sale del local se encuentra con que su rostro y el de Adam están en las portadas de los diarios como presuntos prófugos de una cárcel de alta seguridad. Como el diario local circula por todas partes, Erin también compra dos gorras y gafas de sol.
Cuando regresa al edificio abandonado encuentra a Adam sorprendido por su regreso. Erin entonces demuestra su temple y su liderazgo al hacerle frente a la actitud pesada de Adam, con lo que logra apaciguar los ánimos y finalmente llegan al acuerdo de trabajar juntos para seguir adelante.
Una vez que Adam se viste ambos salen con gorras y las gafas puestas. Adam le explica que aquel lugar donde estaban era realmente un centro de investigaciones biorgánicas y nucleares de alto poder, disfrazado de una central militar restringida. Como los experimentos allí realizados constaban de grandes secretos nacionales fue preciso disfrazarlos a ellos de rehenes prófugos. Esto le da la idea a Erin de que tal vez pudieran haber experimentado con sus genes. Adam no agrega nada más y se muestra preocupado, principalmente por su propia mutación.
Cambiando el tema, él le habla sobre un tal Otto Wallace, un veterano médico de guerra que había cuidado de ella y de sus antiguos amigos desde la infancia. El plan de Adam es llegar hasta Boston, donde se localiza Otto, con la esperanza de que él pueda darles una respuesta a lo que está pasando. Sin embargo, para llegar hasta Boston tienen que planear todo un viaje. A la conclusión que llegan es tomar una ruta alterna para rodear la ciudad, atravesando los pueblos aledaños para no llamar la atención en los lugares más poblados. De este modo, inevitablemente tienen que viajar a pie, lo que significa que van a tardarse aproximadamente ocho días en llegar.
Así comienzan a caminar hacia el oriente, mientras Erin trata de hacer mella con Adam, intentando ser amena. Se da cuenta de lo poco que pueden congeniar. Apenas puede intercambiar un par de palabras con él.
Durante toda la noche tienen que parar un par de horas para descansar en un callejón solitario a las afueras de la ciudad. Allí encuentran a un grupo de mendigos debajo de un puente, a quienes Adam les intercambia unas latas de comida, agua, unos cerillos y abrigos a cambio del arma que lleva Erin, a la que sólo le quedan tres balas.
Se alejan de ellos, encontrando un lugar solitario y cenan en silencio. Erin prende un cigarrillo, cosa por la cual logra iniciar una conversación con Adam. Éste le confiesa que la razón por la que la conoce es porque era hijo de uno de los compatriotas de Otto, un militar estricto y reservado que compartía un interés inmensurable por el tema de los niños prodigio, que viven en el orfanato de Otto. Le cuenta sobre el inmenso colegio donde ella había crecido y sobre la impresionante labor social que Otto realiza con aquellos niños.
Cuando Erin pregunta por su padre éste le cuenta que después de cumplir 18 años no lo volvió a ver. Desde entonces vivió bajo la tutela de Otto; de esta forma conoció a Erin y a sus compañeros muy superficialmente. Luego, a los 22 años, se unió a la CIA, donde se mantuvo en contacto con Otto y sus colaboradores por razones de estima. Sin embargo, no dice nada más respecto a él.
Pasan la noche allí mismo, pero debido a la condición de Adam, éste se despierta abruptamente justo antes de comenzar a convertirse. Decide no volver a dormir el resto de la noche y se levanta un momento para ir a orinar.
Sin embargo, cuando va de regreso con Erin, observa de lejos que un grupo de maleantes se acercan a ella. La despiertan súbitamente, y al verse sola busca por instinto el arma que había cargado todo el día, pero recuerda que la vendieron, así que se levanta como ellos le ordenan, pero antes de que puedan tocarla Adam se acerca amenazante y golpea en la cara al que la miraba de arriba a abajo, por lo que el resto se giran, agresivos, hacia él.
Uno de ellos rodea del cuello a Erin, apartándola del resto que se disponen a darle una paliza a Adam con navajas y palos empuñados. Después de un par de golpes, Adam consigue comenzar a convertirse en "el otro" y adquiere una fuerza impresionante, así que comienza a atacarlos sin piedad. Por su parte, Erin consigue liberarse de aquel tipo, empezando a forcejear con él, aunque a falta de habilidad termina sometida en el suelo, aunque aún forcejeando. Finalmente Adam se lanza contra éste y comienza a atacarle hasta casi matarlo.
Entonces Erin se levanta y consigue apartar a Adam, rodeándole por el torso con una aprehensión que la sorprende a ella misma. Ante este gesto inesperado, Adam consigue tranquilizarse y poco a poco volver a su forma humana. Como su mutación no es completa su ropa no sufre demasiado daño.
Mientras tanto, Erin aprovecha con rapidez para hurtar de los maleantes malheridos un morral donde guarda sus provisiones, un par de navajas y el poco dinero que consigue de su atacante. Uno de ellos, aún consciente, llama a Adam monstruo. Adam se altera y quiere atacarlo, pero Erin lo detiene, tirando de su brazo para marcharse, aunque antes de alejarse le propicia una patada en la cara al desdichado.
Ambos emprenden el viaje de nuevo, ya que en realidad falta poco para el amanecer.
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